jueves, 20 de diciembre de 2012

Santos y el abismo de la guerra



Por Carolina Trens

En Colombia hay dos cosas absolutamente claras: una, que las FARC y toda la insurgencia se pueden desmovilizar hoy y la guerra civil va a continuar en condiciones innombrables, inimaginables, en un maremágnum de violencia, en una vorágine de terror que nos conduciría seguramente por la senda de las mal llamadas “intervenciones humanitarias”: ya sabemos que es la guerra total, bombardeos sobre las ciudades y campos, sometimiento a sangre y fuego por parte del imperio.

Y dos: que el gobierno santista, que tiene tanto afán, puede hacer la paz entre hoy y mañana. ¡Inclusive sin la insurgencia! ¿Que pasa señor Santos que no desmonta el paramilitarismo? ¿Por qué no decreta la conversión de sus Fuerzas Armadas de ejércitos de ocupación de su propio país en fuerzas de paz defensoras de las fronteras patrias? ¿Por qué no legaliza la producción de cultivos de uso ilícito? ¿Por qué no interviene los bancos lavadores de dineros del narcotráfico? ¿Es incapaz de detener los crímenes contra las lideresas y los líderes reclamantes de tierras, contra los sindicalistas y dirigentes de los trabajadores?

Si en el paraíso terrenal –donde no hay lucha de clases, según informes de última hora- se ubica a una oligarquía vulgar, terrateniente, latifundista, mafiosa, arrodillada frente al capital transnacional; que mantiene sus privilegios gracias a la violencia, sostenida por presupuestos aprobados año tras año por congresistas liberales y conservadores esencialmente corruptos, ligados al narcoparamilitarismo; se ubica en el paraíso a unas FF.AA. corrompidas por el Estado quien les ha puesto como tarea fundamental asesinar compatriotas en función de preservar el status quoy se ubica a un pueblo que lucha, resiste y no se conforma y se rebela; pues en el paraíso habrá guerra!

Desmontar la confrontación militar, parar la guerra, debería ser tarea de primer orden para todo colombiano y en primer lugar para quienes la iniciaron y la mantienen. El Presidente, su gobierno, el Congreso de la República, el poder Judicial, el Estado colombianoen su conjunto debería estar impulsando la locomotora de la paz, el desmonte de las causas que originaron el estado de cosas que padecemos, que no permiten la prosperidad del país, el salto a la democracia y el desarrollo.

Pero no es así. Los negocios y las ganancias que no dan espera, impulsan a Santos a iniciar unos diálogos con la guerrilla de las FARC, partiendo de un hecho equivocado y es el de que están derrotadas. ¡Vanas ilusiones! Mientras le hace creer al país y al mundo que está interesado en la paz para Colombia, en la práctica hace exactamente lo contrario.

Hace dos años Santos proclamó la Ley de Restitución de tierras, devolver las tierras robadas, arrebatadas a sus dueños a sangre y fuego, hizo venir a Ban Ki- moon (ONU) para la foto y para hacer creíble la promesa: hasta hoy la restitución está en ceros (¡que pena con ese señor!). Santos ha firmado todos los TLC posibles, cuando se ha demostrado hasta la saciedad que son la ruina para países como el nuestro. De entrada lanzará a la miseria a medio millón de familias productoras de leche, quesos y otros derivados. Por órdenes del Banco Mundial comenzará la legalización del despojo de tierras y territorios, con la titulación de tierras que va en simultánea y en paralelo con la eliminación de las UAF[1]. También ha puesto en venta nuestro territorio con la última gran política: la extranjerización de la tierra. En síntesis, no hay peor política frente al campo, no hay peor contribución a la paz. Santos se empeña en fortalecer los poderes y los intereses causantes de la guerra, se empeña no solo en excluir al campesinado sino que pretende hacerlo desaparecer.

Contrario a las opiniones y recomendaciones de organismos internacionales[2], de ONG y personalidades defensoras de Derechos Humanos, Santos hizo aprobar el fuero penal militar ampliado. Lo que cualquiera con la mínima sensatez esperaría es que, si hay voluntad de paz por parte del gobierno, apruebe una legislación que sustente una política que la respalde. ¡Pero no! Santos, su gobierno, su congreso prefieren un Ejército de ocupación, unas Fuerzas Armadas de sicarios genocidas, torturadores, violadores. Estos son los delitos que quedaron excluidos de la competencia de la justicia civil: genocidio, desaparición forzada, tortura, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, desplazamiento forzado. También serán de exclusiva competencia de tribunales militares el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.

Los miembros de las fuerzas militares de Colombia deben pensar seriamente hasta cuándo van a permitir que el poder político y económico los tenga de verdugos de sus compatriotas. Hasta cuándo van a permitir que los sigan utilizando como chivos expiatorios para lavar su imagen; crean leyes bajo las cuales los ponen a delinquir ,para después, cuando se ven muy acosados por la comunidad internacional, los acusan, los detienen y los juzgan. Cuando los acusados empiezan a hablar y a develar estos crímenes como de Estado y de lesa humanidad, entonces retuercen la ley y los absuelven. Es el caso de más de 3.500 mal llamados “falsos positivos”[3] que se han perpetrado en el país, cuyos responsables directos son Álvaro Uribe Vélez y su ministro de defensa Juan Manuel Santos, hoy presidente.

Otra contribución importante de Santos a la paz de los colombianos es la reforma tributaria. Una ley para ampliar la ya enorme brecha entre ricos y pobres, que nos llevará a ocupar no el 7º lugar de país más desigual del mundo sino uno de los primeros. Los impuestos a los empresarios ricos bajan del 33% al 25%, se amplía la base tributaria y la clase media cargará sobre sus hombros con las obligaciones de los más pudientes, y peor aún para el 80% de los trabajadores que tan sólo ganan uno y máximo dos salarios mínimos. La reforma destruirá al ICBF[4] y al SENA, la Universidad de los pobres, los niños y los jóvenes sobran en esta sociedad: no son rentables.

Pareciera que es imposible un ambiente peor para la paz y la reconciliación de los colombianos,pero Santos es infinitamente más creativo, no desaprovecha oportunidad para lanzar amenazas a través de los abyectos medios de comunicación contra los guerrilleros de las FARC y sus comandantes. Que si no cumplimos sus “ukases” nos manda matar. Que si no firmamos una capitulación que permita su reelección, nos mata!

Amenazas más veladas y peligros también más reales trascienden las fronteras de Colombia. No se les pone mucha atención porque parecen loquitos, pero la esquizofrenia ha iniciado más de una guerra. Santos y su ministro Pinzón han anunciado la compra de nuevo y sofisticado armamento; la construcción por las empresas Indumil, Cotecmar y Ciacde drones, de embarcaciones fluviales que pueden recibir helicópteros y de radares en el marco de “programas estratégicos”. El Congreso aprobó un presupuesto de Defensa de 14.500 millones de dólares para 2013 muy superior al de este año. ¿Si la política es de paz, qué significa todo esto?

Lo evidente es la preparación de una guerra regional detrás de la cual es obvio que está el complejo militar industrial de los EE.UU. El pretexto está servido: la decisión de La Haya frente al conflicto marítimo con Nicaragua. América Latina debe estar alerta frente a una provocación guerrerista contra Nicaragua, Cuba y Venezuela.

Las FARC por su parte no declinarán en su lucha por la paz, por los cambios profundos que la hagan realidad, confiando plenamente en la sabiduría y fuerza del pueblo que con cada movilización multiplica nuevos espacios para su victoria.

Nota: El 21 de diciembre de este año se termina el ciclo de rotación del sistema solar en la galaxia, 26 mil años. Se iniciará una nueva travesía, una nueva era para la humanidad y ahí en primera fila estará el Comandante Hugo Chávez.


[1]Unidad Agrícola Familiar, las UAF producen alrededor del 40% de la comida de todos los colombianos.
[2]Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión de Expertos de Naciones Unidas y de Human RightsWatch entre otras.
[3]Hombres, mujeres, niños y ancianos asesinados por la fuerza pública y presentados como guerrilleros muertos en combate. 
[4]Institución para la protección de la niñez.

martes, 13 de noviembre de 2012

¿Los subversivos de las FARC son extraterrestres?



Comandante Alfonso Cano,
   morir es estar en todas partes en secreto 

Por Carolina Trens

A propósito de los diálogos, aun no se sabe si de paz en la Habana, los representantes del gobierno, de la oligarquía, de los latifundistas y terratenientes, de las FF.AA y de la policía no saben quien es la contraparte, no tienen idea quienes son los representantes de las FARC en la mesa ni a quien representan.

La burocracia estatal quiere convencer a la opinión colombiana y mundial que representa una democracia autentica, la mas antigua de américa latina; para ellos es una verdad de a puño, no tiene discusión, hay que asumirla así como un axioma, como el misterio de la Santísima Trinidad.  

Los delegados de Santos y él mismo, sufren de disociación que en sicología y siquiatría  es una terrible enfermedad donde quienes la padecen configuran elementos inaceptables que son eliminados de la autoimagen o negados de la conciencia. De esta manera se ha negado durante más de 50 años la inexistencia de la democracia en Colombia, la cual no existe ni siquiera en el sentido elemental y pobre de las elecciones.

Cualquiera en sus cabales sabe que en una democracia no hay desaparecidos, ni masacrados, no se asesina por pensar distinto; no existe el destierro, no se saca a la gente del campo a sangre y fuego para limpiarle el camino de las riquezas del país a las transnacionales; en una democracia se construye sociedad, no se persigue y aniquila a las organizaciones populares. La UP[1] no solamente fue “eliminada de la autoimagen o negada en la conciencia” de los burgueses colombianos, ¡no!, fue un genocidio estatal, delito de lesa humanidad.

Así lo cuenta Carlos Ossa, uno de los tantos comisionados de paz: “Un día llegué muy temprano a la Casa de Nariño. No recuerdo a quién habían matado. Eran tantos. Me encontré con el ministro de Defensa, el general Rafael Zamudio, y le dije: “General, no sé qué vamos a hacer, pero todos los días matan a un miembro de la Unión Patriótica”. “A ese paso no van a acabar nunca”, me dijo con sorna, con un humor negro que me dejó frío”[2].   

Volviendo al tema, los psicoanalistas dicen que “la disociación es un mecanismo de defensa que consiste en escindir elementos disruptivos para el yo, del resto de la psique. Esto se traduce en que el sujeto convive con fuertes incongruencias, sin lograr conciencia de esto”. Por favor, ¿Dónde hay un complejo clínico lo suficientemente amplio como para meter a toda la clase política, empresarial, narco paramilitar de Colombia?

Es una gran incongruencia proponer un diálogo para terminar el conflicto armado y al mismo tiempo negarse a debatir en serio los problemas de fondo del país. Pretender acabar con la exclusión y comenzar a hacerlo “excluyendo” del debate temas como el de Seguridad Nacional y Fuerzas Armadas, desarrollo económico y participación popular. Incoherencia es firmar para el mundo, a eso vino Ban ki Moon representante del mundo, una ley de restitución de tierras y al mismo tiempo consentir (por decir lo menos) la existencia del paramilitarismo, principal instrumento asesino de la no restitución.

Inconsecuencia es pedirles perdón a los indígenas por las masacres de hace cien años y tener como política “la locomotora minera” que ya va dejando a su paso una estela de muerte, miseria, nuevos desplazados. Es bastante esquizofrénico proponer terminar con la guerra y no empezar ya por un Cese al fuego bilateral.

Pero el colmo de la disociación es ver a los guerrilleros como extraterrestres. No son colombianos, no son revolucionarios, no son luchadores. Son terroristas al servicio de intereses foráneos, narcos. Eso se llama propaganda negra; eso es “mentir, mentir, mentir que de la mentira algo queda” aprendido por los nazis colombianos de su gran maestro Goebbels[3].

En Colombia, durante los últimos 66 años los 4 millones de victimas los ha puesto el capital multinacional y nacional, los ricos con sus aliados del norte y su guerra contrainsurgente, los gobiernos que aplican esas políticas, los congresos que legislan, los políticos que se enriquecen. La guerra tiene unos responsables y unos beneficiados, el narcotráfico tiene unos responsables y unos que se han hecho inmensamente ricos, el paramilitarismo tiene unos financiadores, entrenadores y responsables, la clase política se ha beneficiado con sus crímenes.

La insurgencia es victima de esta realidad. Los guerrilleros no son de otro planeta, salieron de los campos arrasados por la guerra, sus padres asesinados, sus familias destrozadas, sus bienes arrebatados. El guerrillero es un héroe que se alza en armas por lo único que le queda que es su dignidad y el amor por su patria. El guerrillero es el excluido que quiere luchar, que no acepta hacer parte de los cinturones de miseria de las ciudades, no acepta ser mendigo en los semáforos, quiere superarse, ser ciudadano con derechos. 

Si el gobierno y sus representantes son tan serios como las FARC en la necesidad de encontrar caminos para acabar la guerra de raíz, hay que empezar por reconocer las verdades, las responsabilidades, reconocer que este es el momento de dar los debates políticos, los debates sobre el proyecto de país postergado a sangre y fuego. La paz será posible cuando construyamos entre todos los colombianos un país diferente, donde no se mate al otro para mantener unos privilegios y donde ese otro no se alce en armas para defenderse, así en un comienzo seamos un país pobre. Superar de fondo, estructuralmente las condiciones que han generado la guerra es la tarea de la paz.
  



[1] Unión Patriótica, partido político surgido de los acuerdo de la Uribe entre el Gobierno de Betancur y la guerrilla de las FARC, aniquilado por agentes del estado.
[2] www.semana.com/wf_ImprimirArticulo.aspx?IdArt=161077
[3]  Propagandista de Hitler, controlaba la radio, televisión, cine, literatura, etc. Impedía que saliera la información del exterior. Inauguró lo que hoy en día se conoce como el marketing social, ensalzando muchos sentimientos de orgullo, promoviendo odios y convenciendo a las masas de cosas muy alejadas de la realidad.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cese al fuego


Comandante Jorge Briceño en el aniversario de su inmolación
Por Carolina Trens

En el momento en que el gobierno Santos se iba a pique, se filtra informaciónsobre conversaciones con la insurgencia de las FARC en la Habana y con esta noticia, luego anunciada por el mismo presidente en los medios, se disparan nuevamente los índices de gobernabilidad perdidos y el gobierno sale a flote temporalmente y como un corcho.

La agenda de conversaciones flota sobre el mar de indecisiones, imprecisiones y mentiras de Santos ysu ministro de defensa, sobre las aguas turbias de la conciliación con intereses reaccionarios, antipopulares y antipatrióticos. Sobre el remolino de las próximas elecciones. Nada de esto es serio y es una amenaza constantepara un proceso de paz duradera.

Se plantea el tema medular de la tierra, pero la discusión se limita, se recorta, se empobrece al punto de convertirlo en un enunciado, tal cual sucedió con la Ley de Victimas y Restitución de tierras. Por supuesto, no se quiere permitir por parte del gobierno la participación de partidos políticos, ni de organizaciones populares, ni de campesinos.Monopolio del tema de la agenda, monopolio de la información en los medios de comunicación, monopolio sobre las decisiones. Estamos invitados todos los colombianos, eso si, a hacernos responsables si el asunto no funciona.

No hay indicios de que verdaderamente se quiera por parte del gobierno superar las raíces de los graves problemas que han dado origen y espacio a esta guerra de más de 50 años. No hay el más mínimo sentido de realidad para aceptar que debe haber un cambio en el régimen político colombiano que ha generado fenómenos como el paramilitarismo y el narcotráfico, es decir la violencia por partida doble contra el pueblo, que la guerrilla es un fenómeno de resistencia a ese tipo de relación política, social y económica que se ha querido imponer a través de las armas del estado.

Cuando la decadencia del poder político en Colombia ha alcanzado su punto mas bajo, Santos se empeña en rescatarlo, no en cambiarlo y pasar a la historia haciendo la diferencia.
Lo mismo con el tema de Cese al Fuego; avanzar hacia la paz en medio de la guerra: ¡tamaño exabrupto, total incoherencia!Se trata de no repetir errores del pasado y este fue uno determinante en el fracasado proceso del Caguán. Se reconocen por parte de los medios de comunicación las cifras de la guerra, el porcentaje inaudito del PIB que se dedica a la guerra, las cifras de lo que se dejó de producir y de ganar, los niveles de atraso a los que estamos abocados, etc. Con menos énfasis se habla de las pérdidas en vidas humanas, que para nosotros es el verdadero drama, el costo irreparable por cientos de masacres, descuartizamientos, hornos crematorios, “falsos positivos”; en desplazados y desterrados, en desaparecidos y torturados; no se habla del terror del estado y sus consecuencias, de la política de Seguridad Nacional que ni siquiera es de aquí.

Las cifras encubiertas de la guerra hablan de la eliminación  y la desaparición física de cerca de 4 millones de personas. De más de 5 millones de colombianos despojados de sus tierras, de los cuales el 78% eran propietarios.

El gasto militar es del6.5% del PIB.El gasto en defensa es igual a la suma de todas lastransferencias en salud, educación y saneamiento ambiental.De los 3,56 billones previstos para inversión total del GobiernoNacional 2,3 billones, es decir el 65%, se destina a inversión enequipo militar. De los cargospúblicos que se atienden con cargo al presupuesto centralel 81,2% es ocupado por servidores públicosasignados a las labores de defensa, seguridad y policía.El 58,4% del total de los sueldos y salarios que se pagaron en el2008 con cargo al presupuesto central, eran del Ministerio de Defensa[1].

Se requieren para el combate15,5 soldados por cada guerrillero y la cifra tiende a aumentar.
El costo económico  de matar a un guerrillero raso puede estar superando los $1.000 – 1.500 millones, mantener un soldado cuesta 18 millones, un preso cuesta 12,5 millones, un estudiante universitario 3,5 millones de pesos.En dos años de capturas masivas, por ejemplo,cayeron 5.535 personas sindicadas de rebelión y terrorismo[2] al cabo de un año largo fueron dejados en libertad fallando la justicia a favor de los detenidos-perseguidos. Este es sin duda un estado militarista y carcelario.

Si alguien cuerdo,  después de examinar estas escalofriantes cifras sigue insistiendo en que hay que seguir la guerra es porque teme perder con el proceso de paz: perderían la riqueza acumulada con sangre, perderían el poder feudal y seguir manejando el país como un gran campo de concentración, que produce enormes ganancias a un coste muy bajo.

Es por eso que la derecha política y el narco paramilitarismo se oponen a un Cese  al Fuego, saben que una agenda de negociación en medio de la confrontación armada más temprano que tarde fracasa, saben que en medio de la guerra es imposible la movilización popular que imponga la continuación de una negociación y el inició de cambios para nuestro país.  Tienen listos a los francotiradores, a los saboteadores, a los liquidadores de la esperanza. La estructura narco paramilitar está intacta, intactos sus jefes políticos y militares, pese a la captura del general Santoyo y del general genocida Rito Alejo del Rio. Cualquier intento será ahogado en sangre como lo ocurrido con el partido Unión Patriótica[3].

Detener la guerra es un mandato constitucional para Santos;políticamente sería un gesto de grandeza, no con las FARC, con el pueblo Colombiano que es quien carga con su peso. Que la guerrilla aprovecharía el cese del fuego para fortalecerse es una falsedad tonta. La guerrilla se fortalece y crece en el combate diario, sino que lo digan las cifras: durante 46 días, el mes de julio y mitad de agosto de este año: solo los Bloques Alfonso Cano y Jorge Briceño produjeron 112 combates, 219 bajas de las cuales 78 son muertos y 141 heridos[4], cuerpos de muchos delos cuales son abandonados por sus “lanzas” y sus jefes. También son incontables los muertos y heridos en combate que son retirados rápidamente por unidades helitransportadas del ejército o la policía para luego ser ocultados ante sus familiares y la opinión publica.

Es en el combate en donde la guerrilla de las FARC-  Ejército del Pueblo ha derrotado los planes colombo norteamericanos, LASO (Latin American Security Operation) en Marquetalia, en primer lugar y hace 48 años, y para resumir Plan Colombia, Plan Patriota y demás invenciones de los gobiernos gringos, israelitas y colombianos en las últimas dos décadas. Ha sido en la guerra donde las voces de 48 campesinos, agredidos por 16.000 soldados, y solo escuchados en el exterior por los intelectualesfranceses Jean Paul Sartre,Simonede Beavoir y Jacques Duclos,  se han multiplicado al punto de que es difícil encontrar un país, un gobierno, un pueblo en el mundo ajeno a nuestro drama nacional.

Los golpes que hemos recibido con la muerte de nuestros heroicos comandantes y no menos heroicos guerrilleros hombres y mujeres combatientes no han hecho mella en el orden táctico, ni en nuestra capacidad e iniciativas de orden estratégico. En Marquetalia perdimos hombres de la talla de Hernando González Acosta e Isaías Pardo; su legado produjo grandes de la talla de Alfonso Cano y Jorge Briceño para nombrar solo a dos.

Todos los interesados en la paz de Colombia deben saber con certeza que quienes quieran mantener el estado de guerra, son quienes quieren impedir la participación masiva del pueblo colombiano en el proceso de cambios para que el proceso de paz sea posible. Parar la guerra, ordenar un Cese al Fuego, declarar una tregua, es el resquicio por donde entraría el torrente popular a imponer sus condiciones de vida frente a la muerte, de justicia, de construcción de una patria nueva. 




[1]Algunas consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del conflicto en Colombia, José Fernando Isaza Delgado yDiógenes Campos RomeroBogotá, 1o de diciembre de 2007
[2]Informe de la ONG Coordinación Colombia –Europa-Estados Unidos. Agosto 2005.
[3] Partido Político de izquierda, la UP nació del proceso de paz que adelantó la guerrilla de las FARC con el presidente Belisario Betancur. Dos candidatos presidenciales, los abogados Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y  mas de 6 mil de sus militantes fueron asesinados por grupos paramilitares, las fuerzas de seguridad del estado ejército, policía secreta, inteligencia militar y policía. Muchos de los sobrevivientes al exterminio tuvieron que abandonar el país.
[4] Ver partes de guerra: www.farc-ep.co

Cese al fuego


Comandante Jorge Briceño en el aniversario de su inmolación
Por Carolina Trens

En el momento en que el gobierno Santos se iba a pique, se filtra informaciónsobre conversaciones con la insurgencia de las FARC en la Habana y con esta noticia, luego anunciada por el mismo presidente en los medios, se disparan nuevamente los índices de gobernabilidad perdidos y el gobierno sale a flote temporalmente y como un corcho.

La agenda de conversaciones flota sobre el mar de indecisiones, imprecisiones y mentiras de Santos ysu ministro de defensa, sobre las aguas turbias de la conciliación con intereses reaccionarios, antipopulares y antipatrióticos. Sobre el remolino de las próximas elecciones. Nada de esto es serio y es una amenaza constantepara un proceso de paz duradera.

Se plantea el tema medular de la tierra, pero la discusión se limita, se recorta, se empobrece al punto de convertirlo en un enunciado, tal cual sucedió con la Ley de Victimas y Restitución de tierras. Por supuesto, no se quiere permitir por parte del gobierno la participación de partidos políticos, ni de organizaciones populares, ni de campesinos.Monopolio del tema de la agenda, monopolio de la información en los medios de comunicación, monopolio sobre las decisiones. Estamos invitados todos los colombianos, eso si, a hacernos responsables si el asunto no funciona.

No hay indicios de que verdaderamente se quiera por parte del gobierno superar las raíces de los graves problemas que han dado origen y espacio a esta guerra de más de 50 años. No hay el más mínimo sentido de realidad para aceptar que debe haber un cambio en el régimen político colombiano que ha generado fenómenos como el paramilitarismo y el narcotráfico, es decir la violencia por partida doble contra el pueblo, que la guerrilla es un fenómeno de resistencia a ese tipo de relación política, social y económica que se ha querido imponer a través de las armas del estado.

Cuando la decadencia del poder político en Colombia ha alcanzado su punto mas bajo, Santos se empeña en rescatarlo, no en cambiarlo y pasar a la historia haciendo la diferencia.
Lo mismo con el tema de Cese al Fuego; avanzar hacia la paz en medio de la guerra: ¡tamaño exabrupto, total incoherencia!Se trata de no repetir errores del pasado y este fue uno determinante en el fracasado proceso del Caguán. Se reconocen por parte de los medios de comunicación las cifras de la guerra, el porcentaje inaudito del PIB que se dedica a la guerra, las cifras de lo que se dejó de producir y de ganar, los niveles de atraso a los que estamos abocados, etc. Con menos énfasis se habla de las pérdidas en vidas humanas, que para nosotros es el verdadero drama, el costo irreparable por cientos de masacres, descuartizamientos, hornos crematorios, “falsos positivos”; en desplazados y desterrados, en desaparecidos y torturados; no se habla del terror del estado y sus consecuencias, de la política de Seguridad Nacional que ni siquiera es de aquí.

Las cifras encubiertas de la guerra hablan de la eliminación  y la desaparición física de cerca de 4 millones de personas. De más de 5 millones de colombianos despojados de sus tierras, de los cuales el 78% eran propietarios.

El gasto militar es del6.5% del PIB.El gasto en defensa es igual a la suma de todas lastransferencias en salud, educación y saneamiento ambiental.De los 3,56 billones previstos para inversión total del GobiernoNacional 2,3 billones, es decir el 65%, se destina a inversión enequipo militar. De los cargospúblicos que se atienden con cargo al presupuesto centralel 81,2% es ocupado por servidores públicosasignados a las labores de defensa, seguridad y policía.El 58,4% del total de los sueldos y salarios que se pagaron en el2008 con cargo al presupuesto central, eran del Ministerio de Defensa[1].

Se requieren para el combate15,5 soldados por cada guerrillero y la cifra tiende a aumentar.
El costo económico  de matar a un guerrillero raso puede estar superando los $1.000 – 1.500 millones, mantener un soldado cuesta 18 millones, un preso cuesta 12,5 millones, un estudiante universitario 3,5 millones de pesos.En dos años de capturas masivas, por ejemplo,cayeron 5.535 personas sindicadas de rebelión y terrorismo[2] al cabo de un año largo fueron dejados en libertad fallando la justicia a favor de los detenidos-perseguidos. Este es sin duda un estado militarista y carcelario.

Si alguien cuerdo,  después de examinar estas escalofriantes cifras sigue insistiendo en que hay que seguir la guerra es porque teme perder con el proceso de paz: perderían la riqueza acumulada con sangre, perderían el poder feudal y seguir manejando el país como un gran campo de concentración, que produce enormes ganancias a un coste muy bajo.

Es por eso que la derecha política y el narco paramilitarismo se oponen a un Cese  al Fuego, saben que una agenda de negociación en medio de la confrontación armada más temprano que tarde fracasa, saben que en medio de la guerra es imposible la movilización popular que imponga la continuación de una negociación y el inició de cambios para nuestro país.  Tienen listos a los francotiradores, a los saboteadores, a los liquidadores de la esperanza. La estructura narco paramilitar está intacta, intactos sus jefes políticos y militares, pese a la captura del general Santoyo y del general genocida Rito Alejo del Rio. Cualquier intento será ahogado en sangre como lo ocurrido con el partido Unión Patriótica[3].

Detener la guerra es un mandato constitucional para Santos;políticamente sería un gesto de grandeza, no con las FARC, con el pueblo Colombiano que es quien carga con su peso. Que la guerrilla aprovecharía el cese del fuego para fortalecerse es una falsedad tonta. La guerrilla se fortalece y crece en el combate diario, sino que lo digan las cifras: durante 46 días, el mes de julio y mitad de agosto de este año: solo los Bloques Alfonso Cano y Jorge Briceño produjeron 112 combates, 219 bajas de las cuales 78 son muertos y 141 heridos[4], cuerpos de muchos delos cuales son abandonados por sus “lanzas” y sus jefes. También son incontables los muertos y heridos en combate que son retirados rápidamente por unidades helitransportadas del ejército o la policía para luego ser ocultados ante sus familiares y la opinión publica.

Es en el combate en donde la guerrilla de las FARC-  Ejército del Pueblo ha derrotado los planes colombo norteamericanos, LASO (Latin American Security Operation) en Marquetalia, en primer lugar y hace 48 años, y para resumir Plan Colombia, Plan Patriota y demás invenciones de los gobiernos gringos, israelitas y colombianos en las últimas dos décadas. Ha sido en la guerra donde las voces de 48 campesinos, agredidos por 16.000 soldados, y solo escuchados en el exterior por los intelectualesfranceses Jean Paul Sartre,Simonede Beavoir y Jacques Duclos,  se han multiplicado al punto de que es difícil encontrar un país, un gobierno, un pueblo en el mundo ajeno a nuestro drama nacional.

Los golpes que hemos recibido con la muerte de nuestros heroicos comandantes y no menos heroicos guerrilleros hombres y mujeres combatientes no han hecho mella en el orden táctico, ni en nuestra capacidad e iniciativas de orden estratégico. En Marquetalia perdimos hombres de la talla de Hernando González Acosta e Isaías Pardo; su legado produjo grandes de la talla de Alfonso Cano y Jorge Briceño para nombrar solo a dos.

Todos los interesados en la paz de Colombia deben saber con certeza que quienes quieran mantener el estado de guerra, son quienes quieren impedir la participación masiva del pueblo colombiano en el proceso de cambios para que el proceso de paz sea posible. Parar la guerra, ordenar un Cese al Fuego, declarar una tregua, es el resquicio por donde entraría el torrente popular a imponer sus condiciones de vida frente a la muerte, de justicia, de construcción de una patria nueva. 




[1]Algunas consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del conflicto en Colombia, José Fernando Isaza Delgado yDiógenes Campos RomeroBogotá, 1o de diciembre de 2007
[2]Informe de la ONG Coordinación Colombia –Europa-Estados Unidos. Agosto 2005.
[3] Partido Político de izquierda…..
[4] Ver partes de guerra: www.farc-ep.co

miércoles, 22 de agosto de 2012

El gobierno Santos hace aguas

Por Carolina Trens
El actual gobierno de Colombia se adentró en uno de sus peores momentos y no es por la crisis mundial del capitalismo, aun cuando el país tiene síntomas evidentes y serios de recesión económica. Tampoco es por culpa de las “locomotoras santistas” del desarrollo, que nada que arrancan. No es culpa de que la Ley de Victimas y Restitución de tierras se haya quedado en el papel y en el papelazo que hizo el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon asistiendo al pomposo acto en donde se sancionó dicha ley.
Ni siquiera tiene que ver, aun cuando es un asunto de suma importancia, el destape de la olla podrida donde se cocinó durante un año la reforma a la justicia. Que por fortuna la opinión democrática que aun sobrevive en el país logró mostrar que lo que estaba a punto de aprobarse era, el acuerdo entre congreso, gobierno e interesados directos de la derecha pura, para darle definitivamente pena de muerte a la Justicia.
No es la vergüenza por ver desfilar hacia la cárcel a la decimosegunda – de trece -Presidenta del Senado Dilian Francisca Toro, acusada de lavado de activos y paramilitarismo. Tampoco el mayúsculo escándalo de la extradición por narcotráfico y crímenes de lesa humanidad (paramilitarismo) del jefe de seguridad de Uribe, General Santoyo.
El momento crítico de Santos no tiene que ver con la enfermedad de su Vicepresidente quien luego de una penosa enfermedad dicen, despertó del coma con el hemisferio “uribista o derecho” del cerebro más desarrollado que el izquierdo.
Tampoco por las luchas de los pueblos indígenas que cualquiera consideraría que lo han puesto en jaque con ese grito de la entraña de la madre tierra que exige paz y justicia.
No es porque a Santos lo desvele la propuesta de constituyente – léase golpe democrático de estado – que impulsa su anterior jefe Álvaro Uribe.  Santos ya ha oído que el Puro Centro Democrático[1], según la sapiencia popular, no puede ser Democrático por que lo dirige Uribe Motosierra,un narco paramilitar, no puede ser Centro por que evidentemente Fernando Londoño Hoyos es la derecha absoluta y no puede ser Puro por la presencia ahí de José Obdulio Gaviria[2]. El PCD es más bien el partido de: Políticos Corruptos Desesperados.  
Lo que está tocando fondo, lo que hace crucial o distinto a este momento de otro, lo que se está tornando irreversible es la forma de gobernar de Santos. El presidente colombiano posa en la UNASUR de izquierdista, pero para todo el país es claramente de derecha: su política pro imperial, de saqueo de la riqueza nacional por las transnacionales y su guerra civil lo demuestran claramente. El es del partido de la Unidad Nacional o narco paramilitar; casi todos sus lideres están presos o tienen procesos vigentes, pero también se proclama liberal o neoliberal según el caso, o de la tercera vía si se requiere. Dice querer resarcir a los mártires con la Ley de Victimas y restitución de tierras, pero deja intacto el andamiaje paramilitar. Tiene el discurso de la prosperidad para todos, pero sigue con la anti popular “seguridad democrática” del anterior gobierno que solo sirvió a los inversionistas ricos. Tiene un repentino afecto por el presidente Chávez, pero su corazón late por sus amos del norte. Santos también es ambientalista en las cumbres internacionales, pero su “locomotora minera” va ha arrasar con la amazonia.
Y la peor de todas estas incongruencias: Santos tiene los bolsillos rotos o empeñados, sobre todo ese bolsillo donde dice tener guardada la llave de la paz. Tiene los bolsillos llenos de plata para la guerra – Colombia es el país que destina el más alto porcentaje del PIB para gasto militar en América Latina, no le importa que más del 25% de la población colombiana, entre muertos, heridos, desaparecidos, desterrados, haya sido afectada directamente por esa guerra. Nuestro territorio, nuestra soberanía está alquilada al Comando Sur, así como nuestros puertos y mares están entregados a la IV Flota naval de EE.UU. Santos dice que es el presidente de la paz pero incrementa la guerra.
¿Será que el presidente de los colombianos vive en “cuerpo ajeno”? ¿Y libra una denodada lucha contra su yo perverso y maléfico?
La verdad es que Santos, como buen representante de la ya casi desaparecida burguesía bogotana, ha tratado de revivir la vieja política de sus antecesores de la “combinación de todas las formas de opresión”: aparentar una democracia dentro y fuera del país, mientras lo que se hace es la política de tierra arrasada. Santos quiere revivir lo que se conoció como “la democracia más antigua del continente” y su capital “la Atenas suramericana”, mientras el país cobraba más victimas que todas las dictaduras militares del Cono Sur juntas.Su antecesor rompió con esa tradición y el costo fue alto: Colombia terminó aislada y fuertemente cuestionada, al mismo tiempo que no se logró ninguna victoria militar sobre la insurgencia, ni ningún aplastamiento del movimiento popular.
Santos se equivoca estratégicamente, la putrefacción y el carácter genocida del poder en Colombia que se ha develado en los últimos años no se podrá maquillar nunca más. Tampoco la responsabilidad de la clase dirigente. El pueblo colombiano ha madurado en su resistencia y todo parece indicar que se avecinan grandes luchas.
Como decía el presidente Salvador Allende: más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre construyendo para siempre su libertad.


[1] PCD: partido del uribismo “pura sangre” literalmente, extrema derecha unos y ultraderecha el resto.
[2] JOG: ideólogo y estratega de Alvaro Uribe, primo hermano y abogado de Pablo Escobar Gaviria jefe del Cartel de Medellín. Agente desestabilizador de gobiernos como el de Hugo Chávez, Manuel Zelaya, Rafael Correa.

viernes, 15 de junio de 2012

Las guerrilleras de las FARC a Rosa Elvira Cely

Por Carolina Trens
Según cuenta la historia, la primera mujer maltratada fue Eva, incluso antes de su creación. Dice la Biblia cristiana que el hombre fue hecho a la perfección, a “imagen y semejanza” divina o sea de Dios. La mujer no. Somos solo parte física, corporal de esa perfección - simples humanas y además, con una rara inclinación al pecado. Dios conoció la ira por culpa de Eva la desobediente, la rebelde, la del pecado y por eso mereció la persecución y la vejación.
Sobre estas premisas religiosas se erigió el mundo de la inquisición que incineró a cientos de miles de mujeres, por atreverse a pensar y peor aún a hablar; hoy esas “brujas” son consideradas científicas, médicas, periodistas, líderes sindicales, guerrilleras, estudiantes, ingenieras, astronautas, presidentas, boxeadoras, matemáticas, atletas, pintoras, músicas, poetas,  etc. Los cambios culturales, a diferencia de los cambios políticos o económicos, duran más que siglos. Y las luchas de las mujeres han sido tan largas como la historia misma de la humanidad.
El terror y la violencia ejercido contra seres humanos siempre ha tenido patrocinadores, artífices, generadores, fundadores y ¡oh casualidad! han tenido en común una ideología, la que hoy denominamos fascismo. La Inquisición se dedicó a culpar, detener, juzgar y condenar a muerte a millones de personas “paganos” y “herejes” por pensar distinto; los nazis de Hitler hicieron lo propio; conocidas son las andanzas de CIA norteamericana, los electroshocks modernos con los que pretenden borrar las mentes y los cuerpos humanos y crearlos de nuevo a su antojo. Luego trasladarlos como política de sometimiento a otros pueblos, los shocks son las guerras, los golpes de estado, atentados terroristas, desastre naturales. Sobre este ablandamiento viene el shock económico, implantación de medidas económicas frente a las cuales no queda fuerza para luchar, pero si alguien que resiste recibe el tercer shock en prisiones como Guantánamo o Abu Ghraib[1]. 
En Colombia los paramilitares se han encarnizado con sus victimas femeninas; lo mismo han hecho sus partners de las Fuerzas Armadas del Estado. El país aún espera justicia por cientos de casos como el del teniente Raúl Muñoz de la Brigada Móvil Cinco del Ejército, quien violó a dos niñas y asesinó a una de ellas  y a sus dos pequeños hermanos. Este es el país de los hornos crematorios y de las motosierras, el país de la “democracia genocida” que tortura, desaparece, asesina, masacra. El país donde miembros del Honorable Congreso aplaudieron de pie y públicamente a paramilitares y narcotraficantes.
Estas atrocidades, como también la terrible muerte de Rosa Elvira Cely, se inscriben en el marco de un régimen político fascista.  
En particular, “Los hombres que no amaban a las mujeres” por lo general obedecen a esa misma ideología fascista. Lo describe magistralmente Stieg Larsson en su famosa novela que lleva ese nombre. Describe el entramado de un enorme fraude financiero internacional, la historia de una rica familia sueca de pasado nazi, donde la protagonista es violada y torturada por el padre y el hermano, quien lleva 40 años secuestrando, violando y asesinando mujeres en el sótano de su mansión. La joven huye a Australia para preservar su vida.
En Colombia miles de mujeres escogen el camino de la lucha armada, unas acosadas por la violencia oficial, otras por circunstancias económicas y en negación total al destino de la prostitución, de la manipulación, de la esclavitud, otras buscando oportunidades de superación académica. En las filas de la insurgencia se cuenta con más del 25% de mujeres combatientes, máxima expresión de conciencia revolucionaria, de generosidad, de valor, de sacrificio frente a la Patria que se construye. En las filas de las FARC las mujeres guerrilleras encuentran hombres que si aman a las mujeres.
En primer lugar porque cada una, al igual que ellos, tiene una trinchera para luchar por sus derechos, un fusil y una casa a cuestas. Por que sus opiniones políticas o militares cuentan lo mismo que las de los hombres a la hora de tomar decisiones. Porque pueden pelear de pie con el fusil apoyado en la cintura, de frente a los “hombres de acero” del ejército del estado. Porque pueden hacer discursos en las plazas públicas, pueden leer, estudiar, trabajar, cantar, bailar, crecer al lado de sus hombres guerrilleros, ser rebeldes y tiernas, maternales con sus compañeros de armas, con sus hijos y su pueblo. Porque los Reglamentos Internos, el Estatuto de las FARC las pone en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y deberes.
En la guerrilla se produce la realización plena de una mujer. Es admirable y triste a la vez, como es admirable el tesón de la resistencia del pueblo colombiano frente al terror del estado y como es desoladora la falta de cambios estructurales que requiere el país. La realidad es que la mujer guerrillera se despoja del yugo patriarcal, ella es una combatiente, no es solo la hija de alguien, la hermana, la esposa, la madre. Ella es un ser en si misma, independiente, pensante, libre. No es la costilla de Adán!
Las guerrilleras de las FARC creen en el Dios de Spinoza, el que dice: “Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti. …. Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. … Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro. Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno”.
El infierno en Colombia esta garantizado, el cielo se conquista. Y ahí están altivas e invencibles las guerrilleras de las FARC tantas como no las hay en ningún partido político en Colombia, las Policarpas del  presente. A Rosa Elvira, a su madre y a su hija se les lleva en el corazón y en los propósitos de la lucha.


[1] Naomi Klein, La Doctrina del Shock, El auge del capitalismo del desastre

sábado, 28 de abril de 2012

No es un país… es una vergüenza!


Por Carolina Trens
Los colombianos hemos cargado por largo tiempo histórico con muchas vergüenzas. Los atentados contra el padre de la Patria, el libertador Simón Bolívar, por ejemplo, de uno de los cuales da cuenta la truculenta estrofa de Luis Vargas Tejada:
Si de Bolívar la letra con que empieza
y aquélla con la que acaba le quitamos,
«oliva» de la paz símbolo hallamos.
Esto quiere decir que la cabeza
al tirano y los pies cortar debemos
si es que una paz durable apetecemos.
Y como si hubiéramos sido marcados por Dios como el Judas, seguimos el camino de la infamia con el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre y así sin tregua hasta mediados del siglo pasado cuando intereses oligárquicos y estadounidenses decidieron que el “tirano” tenía el nombre de Jorge Eliecer Gaitán y que para lograr la “paz” había que cortarle la cabeza y para que no anduviera por la insurgencia colombiana y también para que rimara el verso - “los pies”.
Cargamos con la ignominia de hornos crematorios, de fosas comunes, de cientos de colombianos despedazados con motosierras, de miles de desaparecidos y torturados de todas las edades, mujeres niños, jóvenes, viejos. En una sola campaña electoral (1990) el asesinato de cuatro de sus candidatos presidenciales: Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro. Este sí un “despeje” sangriento, el que le abrió las puertas a las políticas neoliberales de la Constitución del 91.
Cargamos con el cinismo del narcotráfico y el narcoparamilitarismo, conveniente solo a las ganancias de los bancos nacionales, de EE.UUU y de la cultísima Europa, a los negocios de las transnacionales. La próspera economía de la “confianza inversionista” que recibe por concepto del narcotráfico entre el 2 y el 3% del PIB.
Cargamos con el holocausto organizado por una rama del poder político contra otra rama el poder Judicial, porque el poder judicial se volvió “tirano” peligroso para el ascenso del fascismo militar y mafioso.
Cargamos con la indigencia y miseria  de más de la mitad de la población del país y con la pobreza del otro tanto, con la ostentación de tres o cuatro banqueros entre los más ricos del mundo. Con la guerra civil,  la dependencia, el subdesarrollo y con liderazgos de un atraso inmarcesible, tanto,  que no supieron construir el capitalismo.
Es por eso que la Cumbre de las Américas fue convertida por el presidente Santos en una pobre reunión para dos: él mismo y Obama. Santos pasará a la historia como el presidente que convocó a la última Cumbre sin darse cuenta de que América Latina ya no es de los gringos, que es la UNASUR la que adquiere el nuevo poder político.
Obama para no perder del todo el viaje pone en marcha el TLC con Santos, sin reparar en el hecho practico y elemental de la destrucción casi total, por cuenta de los inviernos y de la corrupción, de las vías carreteables del país, de los puertos y aeropuertos; y sin importar que el TLC sin duda acabará con las pocas posibilidades económicas y de independencia del país. Es por eso que la dignidad de la Patria corrió en Cartagena por cuenta de las putas, que ellas si supieron con valor reclamar lo suyo.   
Sin reponernos aun de la visita del presidente estadounidense, llega a Colombia por primera vez el ministro de Defensa israelí Ehud Barak. Vino a prolongar la guerra interna con la que cargamos hace más de medio siglo y a abordar "temas de interés geoestratégico” que seguramente tienen que ver con la ampliación del escenario de la confrontación armada al continente. Israel quiere vender aviones no tripulados a Colombia, “estrechar cada vez más las relaciones con Colombia no solo en defensa sino también en otros asuntos” dice Barak, cuales serán esos “asuntos”? Generar una nueva carrera armamentista porque la del 2010 que solo en Suramérica superó los 63.000 millones de dólares les parece poca cosa? Preparar la intervención contra Venezuela o directamente la guerra contra Brasil? Desde Colombia a través de las bases militares existentes se ejerce por parte de EE.UU e Israel el control militar de la región y se avanza sobre Africa?
Y tenemos los colombianos que cargar con ser el Caín de América?
Para rematar la oleada de fatídicos visitantes, descendió en nuestra pobre tierra el verdadero rey: Mariano Rajoy. Imposible hacer un recuento de lo que ha significado la relación de empresas españolas con Colombia, se podría resumir en voracidad de ellos y entrega vergonzosa por parte de cipayos nacionales de nuestros bienes públicos, recursos naturales y utilidades. Sin ruborizarse JuanMa Santos, rodilla en tierra, le reitera: “Aquí no expropiamos”. Y tenemos que cargar con esto? Frente a Rajoy cuyas políticas han hundido a España en una insondable catástrofe social? Porque no nos digamos mentiras: el Zapatero socialista gobernó su país con los programas y políticas del PP, igual que Santos que hoy gobierna con los huevitos[i] de Uribe.



[i] Álvaro Uribe se refería a la seguridad, a la confianza inversionista y a la supuesta política social como a los “tres huevitos de la Seguridad Democrática” su política de gobierno.