viernes, 16 de marzo de 2012

Papel del poder mediático en la guerra civil colombiana

                                  
Por Carolina Trens
A las mujeres, especialmente guerrilleras
Todos los días alguien, de los pocos pero muy poderosos personajes de la política colombiana o imperial, le increpa a las FARC porque no se dan cuenta de “cómo ha cambiado el mundo”. Lo primero que hay que preguntarse es ¿el  mundo ha cambiado con respecto a qué? ¿A la edad de piedra?  Y lo otro inquietante es ¿el mundo ha cambiado en beneficio de quiénes?
En medio de cambios evidentes y asombrosos de los que la humanidad debe sentirse orgullosa, la vida de miles de millones de niños, mujeres, hombres sigue siendo de miseria, hambre, violencia, sometimiento e indignidad. En los temas de justicia, equidad y libertad el mundo de la posmodernidad está peor que en la edad de piedra.
Los medios de comunicación: radio, televisión, prensa, comunicación electrónica como el vídeo e internet, son muestras de un altísimo desarrollo tecnológico puesto al servicio del enriquecimiento, de perpetuar la dominación del 1% de capitalistas sobre el 99% de nuevos esclavos. Mientras el dinero, las ganancias o la plusvalía viajan por el ciberespacio a velocidades inimaginadas,  va multiplicándose y matando todo a su paso: tejidos sociales, soberanías, territorios, medio ambiente, democracias, culturas…... Este proceso llamado mundialización – globalización va acompañado por dos ejércitos: uno, la OTAN con todos sus pequeños satélites mal llamadas Fuerzas Armadas Nacionales y otro, los medios de comunicación de masas, los cuales, con una cortina de humo de última  tecnología van encubriendo los crímenes cometidos por el primero.
Colombia es un fino ejemplo de cómo funciona ese nuevo poder mediático en medio de una guerra civil que se prolonga por más de 60 años.
El Estado en Colombia tiene a su servicio, como si fueran la policía o el ejército, a los medios de comunicación que difunden, de acuerdo a los intereses de transnacionales y capitales nacionales, programas políticos y políticas económicas, orientaciones ideológicas, imposiciones de verdades amañadas, imágenes forzadas, mensajes subliminales, al conjunto de la sociedad. Esto a máximas velocidades y con impecable eficiencia, empleando medios tan antiguos como la radio y tan nuevos como el twitter, pero con el mismo atávico fin de reforzar el unanimismo, de crear la sensación de que todo está divinamente. Perfectamente los medios en Colombia podían tener un único twitter: @cajasderesonancia_co!!!
Noam Chomsky, filósofo, activista, autor y analista político estadounidense, elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios: la estrategia de la distracción,  crear problemas y después ofrecer soluciones, la estrategia de la gradualidad, la estrategia de diferir, dirigirse al público como a criaturas de poca edad, utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, reforzar la autoculpabilidad, conocer a los individuos mejor de lo que se conocen ellos mismos. Con ellas, la guerra civil en los medios se ha convertido en un espectáculo excitante que llega a la gente a través de los sentidos, sin la intervención del raciocinio. La guerra se ve, se oye pero no se entiende;  de esa manera el receptor legítima el uso de la fuerza: si mataron al activista de derechos humanos, “por algo sería”. Para los medios, el “enemigo” es la insurgencia aun cuando todas las estadísticas atribuyan las violaciones, las torturas, las desapariciones, los falsos positivos, los desplazamientos forzosos, las masacres, etc. a las FF.AA. y a sus socios paramilitares;  atizan el odio, señalan y juzgan, deciden qué es patriotismo, democracia, verdad o mentira, borran la “neutralidad” y la “objetividad” de la información. Confunden cínicamente: ahora está de moda hablar de bandas criminales en vez de paramilitares, o de las tan aclamadas en el Congreso de la República, Autodefensas, o de parapolíticos, o de narcoparapolíticos.

El Caguán, la zona de despeje, lugar de las negociaciones de paz, fue satanizado por el poder mediático: repitieron tantas mentiras tantas veces, que las volvieron casi verdad: las 10 estrategias de Chomsky se volvieron … cartilla!. Nunca han dicho que en la zona de despeje no hubo una sola muerte violenta, una sola riña callejera. Que los pequeños negocios crecieron en un 300%, que estaba prohibida la pesca indiscriminada, la quema de bosques, la contaminación del agua. Esto para no decir que se estaba decidiendo el futuro del un país en paz, mientras el presidente Pastrana acordaba con los gringos la guerra con el Plan Colombia.

Entonces, el poder que se le asigna a los medios en la guerra civil colombiana es el de replicar el poderío económico y político. En ese orden tenemos “una sociedad moderna globalizada” donde los principales poderes radican en lo económico y lo mediático, relegando a un tercer lugar al poder político.  La Organización Ardila Lulle (OAL) cuyo dueño aparece entre los 100 más ricos del mundo (mundo descrito arriba) cuenta entre sus mas de 80 empresas con una veintena de medios de comunicación como RCN radio, Básica, Antena 2, La Mega, Rumba, RCN Mundo radio-internet, RCN TV, TV Colombia, NTN24, RCN internacional, noticias, novelas, entretenimiento, etc., prensa, Editorial Televisa Colombia revistas, medios electrónicos e-nnovva para internet, RCN comerciales, telefonía Uff Movil.
El Grupo Santodomingo, de otro magnate colombiano, es dueño de Caracol TV, Caracol TV internacional, Novelas Caracol, Gen TV Canl8 en EE.UU, del diario El Espectador, la revista Cromos y Shock, Radio Latina en internet, de Cine Colombia, Celumovil, UOL Colombia, fue dueño de TV Cable y de Caracol Radio. El único diario nacional en Colombia es el periódico El Tiempo: sus dueños hasta hace poco fueron de la familia Santos, de Juan Manuel Santos, hoy presidente y de Francisco Santos, ex vicepresidente y hoy pésimo periodista de RCN radio. La revista de mayor circulación en el país, Semana, es dirigida por un sobrino de ambos.

Esta historia se repite a lo largo y ancho del país, donde lo privado copa lo público, donde los  intereses de la mayoría desaparecen para dar paso a los interese de unos muy pocos. Esa es nuestra “democracia, maestro”!

Señores Ardila Lulle, Santodomingo, Santos: ustedes ya tienen toda la plata del mundo!  Dejen que los medios de comunicación sean una garantía social frente a los desastres de la guerra; dejen que los periodistas vuelvan a ser respetados por su intelecto; dejen que Colombia construya un sendero de paz con justicia social.