miércoles, 21 de octubre de 2015

Colombia. Cambio de armas


Por Carolina Trens

A los compañeros y camaradas, que por estar trabajando en otros frentes no conocen nuestra labor de formación de cuadros y organización de las comunidades afines a nuestra causa en las ciudades, nos parece oportuno informarles que este es un trabajo que ya tiene años de ejecución y vamos bien a pesar de la magnitud de la empresa y las dificultades de su ejecución.

En los cursos de historia del movimiento se ha informado de las particularidades que tiene el trabajo de las ciudades, especialmente desde que las organizaciones sindicales, indígenas y de base fueron sistemáticamente atacadas y muchos compañeros y compañeras exterminados con la misma agresividad que lo fueron los miembros de la Unión Patriótica y otras fuerzas independientes.

Los hombres y mujeres que llevamos unos años en estas tareas, hemos creado unos sistemas de trabajo colectivo que nos protegen de esos peligros y para mayor fortaleza del movimiento hemos formado grupos regionales de trabajo que con frecuencia nos juntamos para intercambiar experiencias y aunar mecanismos de defensa e intercambiar experiencias.

Con estos antecedentes entenderán la buena dosis de alegría con la que recibimos las instrucciones que nos hizo llegar el Comandante Timoleón, desde La Habana, para que empecemos a cambiar las armas y los métodos de guerra por elementos de paz, y alistemos un arsenal de ideas para construir, desde la política, el nuevo país en el que hemos de convivir con nuestros contendores de ayer y los contradictores ideológicos de mañana.

Esto nos cae, especialmente al creciente contingente de mujeres, de las que yo soy una de las que más ha lidiado la hirsuta bestia de la intolerancia y el machismo, como rocío en tierra reseca, porque ahí nosotras tenemos más recursos naturales para lucirnos.



En este punto, por la experiencia acumulada en estos años, permítanme sugerir que no solo tenemos que hacer acopio de nuestros éxitos en el manejo de las comunidades, sino en algunos fracasos que ha tenido la izquierda en la administración de las mismas, una vez que han tenido cargos de representación, porque en materia del manejo de los recursos públicos, no por mal destino de los mismos, sino por pura ignorancia en su manejo se ha caído en errores que debemos evitar.

Un arma que nos asegurará el futuro político será la correcta administración, con resultados, de los recursos que nos den a manejar. Agitación, sí; movilización, claro; ideas matrices; metas a mediano y largo plazo, y ¡resultados tangibles!