Por
Antonio Villa
Sorprende,
un poco, que unos periodistas que se consideran menos superficiales que la
mayoría, como los de Semana, en la edición del 22 de febrero, hagan un largo
editorial, no una crónica, preguntándose por qué no se cae el Presidente de
Venezuela, y a partir de sus propios prejuicios se asombren del hecho.
Empiezan
por decir que, “a pesar de la profundidad de la crisis, Maduro está contra las
cuerdas pero no en la lona.” Y no se refieren a que la oposición, monitoreada
por la embajada norteamericana, esté moviendo sus hilos desde que asumió el poder
el comandante Hugo Chávez, o que a las dificultades del proceso se agrega la
caída en el precio del petróleo, del cual depende en grado sumo ese gobierno, o
que el incremento de la demanda o los subsidios han acentuado las dificultades
el sistema económico, no, creen que la crisis es sistémica.
No
hacen un análisis con todos los elementos de la situación, parten de sus
prejuicios, piensan con el deseo. Más importante, para esta publicación, son
las peripecias del alcalde de Caracas en la cárcel, y como logra evadir los
controles para hacer circular por el mundo unas entrevistas que dio desde la
prisión, que las fluctuaciones de las exportaciones de Venezuela.
Las
peripecias del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, de los líderes de la
oposición Leopoldo López, Henrique Capriles o Corina Machado, son las únicas
que importan, incluyendo los reportajes que conceden desde la prisión, al
tiempo que se quejan de las faltas de garantías para los procesados.
Ausentes
eminentes en este largo panfleto están los líderes populares, de movimientos y
organizaciones sociales que, es de suponerse, algo tendrán que decir sobre
educación, empleo, participación en el manejo de los programas de las alcaldía
y municipios, no, esas voces no hacen parte del tejido social de Venezuela que
está en juego.
Esto,
para nosotros, claro está, es una demostración adicional de la importancia que
tienen los canales populares de información que debemos crear entre las
organizaciones políticas, con redes de comunicación conocidas y comprometidas
con el cambio, porque esperar análisis equilibrados de los medios del sistema
es pedir un manejo que estos medios no conocen.
Si
hubieran consultado las organizaciones de base, comprometidas en el proceso y
sus actores centrales, no solo habrían presentado una visión más parecida a la
realidad, sino una perspectiva de más largo tiempo.Se van a quedar esperando su
caída quien sabe hasta cuándo.
Hay
posiciones en Colombia, que aunque de derecha, son más realistas, más
objetivas. Por ejemplo, opiniones de académicos de la Universidad del Rosario.
Pero los medios masivos de comunicación no se atreven a contradecir al amo del
norte. Cuando el Tio Sam decidió que la Cuba revolucionaria de Fidel debía ser
atacada, denigrada, bloqueada, vapuleada, eso hicieron presidentes, políticos,
empresarios, medios de comunicación, etc.al unísono en América Latina.
Hoy
la orden es atacar a Venezuela, crear las condiciones para una intervención
militar y la estupidez que no tiene límites solo demora en ponerse las
rodilleras: vuelven los serviles a su tarea. Sin tener por lo menos sentido de
supervivencia o ¿acaso no se ven en el espejo del Medio Oriente?
Hermanos
venezolanos, Presidente Maduro, en Colombia cada vez somos más los que luchamos
por la paz y la soberanía, seremos millones en defensa de la Patria Grande, que
nadie se engañe.