Por María Aureliana
Buendía
Magnífica
oportunidad la que brinda ANNCOL, agencia colombiana de prensa radicada en
Europa, para expresarle a la opinión colombiana e internacional criterios que
desde tiempos históricos manejábamos en las FARC-EP y que hereda el Partido del
Común (FARC), sobre la política en general como estrategia de la toma del poder.
Esa estrategia
acertadamente ha contemplado en primer lugar un gran movimiento de masas. No
hay partido, ni movimiento, ni frente revolucionario, que no sueñe con millones
del Común peleando, disputándole el poder a la clase capitalista. Y en esos
millones están los verdes, los azules, los rosados, los morados, los rojos, los
liberales y conservadores, los independientes, los sin partido.
Los conceptos
excluyentes por las razones que sean, son sinónimo de inmadurez y sectarismo. ¿Derrotados pero puros y
castos? Esos era los argumentos de quienes en su momento se opusieron a la
creación de la Unión Patriótica y posteriormente la ahogaron y aislaron,
permitiendo su genocidio. Derrotados,
puros, castos y muertos, esa es la propuesta. No es para los revolucionarios
farianos hijos de Manuel y Jacobo.
A una “burguesía
traganíquel” como decía Jacobo, que no ha cumplido ni su papel histórico de
desarrollar las fuerzas productivas del país hay que obligarla a cumplir lo
pactado, pero más allá, la implementación es tarea nuestra, de todos los
colombianos. Construyendo poder popular, debatiendo los planes de desarrollo en
todos los niveles, fiscalizando los bienes y dineros, proponiendo soluciones y
alternativas a los problemas con audacia, responsabilidad y disciplina.
Recurriendo fundamentalmente a la organización y a la movilización popular.
Partiendo de logros alcanzados por el Acuerdo
de Paz, que ya han cambiado al país:
* El acuerdo impone una política de paz de
Estado.
* El acuerdo logra dividir al bloque de poder
dominante, siempre unido alrededor de la guerra.
* El acuerdo logra dividir a las FF.AA.,
instrumento de guerra contrainsurgente.
* El acuerdo produce un movimiento popular que
frente a la derrota en el referendo lo hace suyo y lo salva. El acuerdo de paz
es aprobado por las mayorías en las calles, plazas, aulas, auditorios, centros
laborales, universidades, pueblos y veredas de Colombia.
* El acuerdo logra develar responsabilidades
inequívocas frente a la prolongación de la guerra, saca a la luz a las
víctimas, millones de desplazados y desterrados, miles de desaparecidos,
centenares de masacres y asesinatos selectivos.
* El acuerdo pone en evidencia la política
estatal de exterminio del contrario por razones políticas y abre las compuertas
a la democracia.
* El acuerdo se convierte en ejemplo
internacional para la solución negociada de conflictos bélicos.
* El acuerdo es herramienta, instrumento para
la lucha de clases.
La representación
del Partido del Común (FARC) en cualquiera de sus niveles es cuestión de enorme
seriedad y responsabilidad. En primer lugar debe representar la línea política
del partido (no una independiente y propia), es de perogrullo, sin veleidades
pequeñoburguesas. Si las revoluciones se hicieran insultando, echando discursos
mediocres o en acciones aisladas y oportunistas, ésta ya hubiera triunfado.
Nuestro candidato
debe parecerse a los colombianos del Común,
sin pretensiones de grandeza, porque toda la gloria cabe en un grano de maíz,
respetuoso, leal con el partido e incondicional con los intereses del pueblo,
cumplidor de la palabra, audaz, interprete certero del momento histórico
nacional e internacional, es decir -con los pies sobre la tierra.
Nuestro candidato
es un gran organizador, porque las revoluciones no se hacen, se organizan,
decía sabiamente Lenin. Es un visionario, que dirige con el corazón ardiente y
cabeza fría. Es querido y respetado por los farianos, fundó frentes y bloques
guerrilleros, organizó campañas militares, políticas y sociales, enriqueció nuestra estrategia
política y militar, defendió a las masas
contra el paramilitarismo y el terror del Estado, fundó organizaciones populares
que resistieron todas las arremetidas fascistas; firmó el Acuerdo de Paz convertido
en oportunidad histórica, se ha ganado el corazón de las gentes del común, el respeto de los adversarios, la admiración de líderes internacionales.
Manuel y Jacobo acertaron con él.