Carolina Trens /Revista Semana/
Juan Manuel Santos va por el estrecho camino de la mezquindad al igual que su antecesor. El uno con el chiste que se llamó “Ley de justicia y paz”, el otro con la “Ley de Víctimas y Restitución de tierras”. He aquí una opinión distinta, habla el académico norteamericano Marc Chernick sobre la guerra, la negociación y el país:
Semana.com: Usted conoce desde hace mucho el conflicto de Colombia y últimamente nos visita con mucha frecuencia, ¿qué le sorprende ahora de la relación entre el gobierno de Santos y la guerrilla?
Marc Chernick: Lo que ha cambiado es el ambiente de las negociaciones. Todos quedamos sorprendidos después del discurso de posesión de Santos cuando habló de la famosa llave de la paz. Así empezó a ambientar el terreno para algo, para cambiar todo el ambiente de guerra, para decir que a lo mejor hay una salida política, esto fue muy importante. Y esto ocurrió casi al mismo tiempo cuando el entonces jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, dejaba salir un video a la luz pública en el que también hablaba del deseo de diálogo. Estos dos hechos plantearon la posibilidad de mirar el conflicto de otra manera.
Semana.com: Y desde entonces, ¿cómo han seguido las cosas?
M.C.: De ahí en adelante, y como sabemos todos, nos sorprendió la agenda legislativa del presidente. Se concentró en la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras y en sacar adelante un marco jurídico para el proceso de paz, eso fue muy importante. Sin embargo, es curioso porque aunque no hay un proceso de paz, ni hay comisionado de paz, por primera vez desde la era de Turbay, sí se está preparando el terreno para un posible camino a la paz.
Semana.com: Hace dos semanas las FARC anunciaron que liberarían a seis secuestrados y dieron sus nombres; varios grupos que buscaban intermediar se pronunciaron, pero Santos les respondió con “no se metan, no hace falta la intervención” ¿usted está de acuerdo?
M.C.: Con todo respeto, sí se necesita ayuda en esto. Si el Gobierno les dice a las FARC ya vamos a recogerlos, ellos no van a aceptar esto porque hay demasiada desconfianza. Tiene que haber participación de otras fuerzas, si no, yo creo que no van a soltar a esos secuestrados. El presidente dice que no quiere ni propuestas, ni estudios, ni intermediarios y ha insistido siempre en este punto, pero yo diría que se necesitan no solamente mediadores sino de todos los sectores de la sociedad porque la paz es un asunto nacional y una necesidad para el mundo entero.
Semana.com: ¿Cómo debería ser la participación de países extranjeros en el conflicto?
M.C.: Podría tener varios papeles, no necesariamente debe ser un país, podría ser UNASUR, o instituciones nacionales como la Iglesia católica, pero sí se necesita un mediador y un negociador, alguien que busque conciliar las posiciones y que sea proactivo en el proceso.
Semana.com: Pero ya hubo una mala experiencia con la mediación internacional en el Caguán…
M.C.: No se puede repetir lo que pasó en el Caguán, donde había alrededor de 25 mediadores, no. Hay que ir definiendo y consultando con todos, tanto con el Gobierno como con la guerrilla, pero necesita una persona que represente una institución que ha ganado confianza con los distintos sectores y los actores armados, pero podía ser UNASUR, Naciones Unidas, a pesar de las dificultades después de la última experiencia, o podría ser un grupo ad hoc de países vecinos.
Semana.com: ¿Cómo se percibe en Washington la posibilidad de un diálogo entre el Gobierno y la guerrilla colombianos?
M.C.: Yo entiendo que la posición de Estados Unidos es que ellos no van a hacer nada sin el visto bueno del presidente Santos, ellos están dispuestos a apoyar un proceso de paz si así lo quiere el presidente y van a apoyar esos términos. Pero yo no creo que haya voluntad de Estados Unidos en presionar a Santos.
Sé que Estados Unidos puede tener mucha influencia en el proceso y podría ser más protagónico, pero hasta que el presidente Santos diga vamos por este camino, ellos no van a presionar.
Semana.com: ¿Se refiere a un apoyo incondicional?
M.C.: Sí, Estados Unidos le daría todo el apoyo al presidente Santos para el proceso de paz y esto es un cambio en relación a otras ocasiones. En el pasado había sectores del gobierno estadounidense que si apoyaban el diálogo, pero también había otros sectores que privilegiaban la lucha antinarcóticos y la lucha antiterrorista. Pero si ahora Santos lo quiere, Estados Unidos lo apoyaría, y eso sería muy importante.
Semana.com: ¿Es correcto hacer una negociación de manera secreta?
M.C.: Hay rumores de que hay contactos directos, no negociaciones, pero si contactos, y creo que sí está bien que lo hagan por fuera de la luz pública, pero lo que no están haciendo, y que se debe hacer, es abonar el terreno. Preparar a la opinión pública, al país para que discutan sobre la posibilidad de una salida política. Es importante que el presidente haya reconocido que aquí en Colombia existe un conflicto interno pero no se está preparando a la gente y hay que hacerlo.
Semana: Pero todos los proyectos del Gobierno, ¿no van en esa dirección?
M.C.: Sí hay Ley de Víctimas, sí hay todo un proyecto de reforma consitucional para un marco jurídico para la paz, pero los comentarios del presidente y de los ministros no están preparando al país para una salida política y siguen marginando a los otros actores de la sociedad civil.
La opinión pública no está lista para un proceso de negociación, porque nadie va a aguantar un proceso de negociación con un grupo del que sólo se oye que son guerrilleros o narcoterroristas. La respuesta de Santos a la carta de ‘Timochenko’ es que no queremos otro Caguán, está bien, eso es claro, pero entonces ¿qué quieren? No tiene que ser el restablecimiento del Caguán, pero sí se puede hablar de una salida política y se puede ser propositivo. Hasta ahora el presidente dice cada rato que hay una llave de paz, pero no la saca.
Semana.com: La semana pasada las FARC dijeron que no se pudieron realizar las liberaciones porque supuestamente el Ejército estaba cerca de la zona, pero el Gobierno dice que desconocían las coordenadas, ¿son las FARC una guerrilla seria, se puede confiar en ellos?
M.C.: Hay que probar. Yo veo que las FARC están hablando, están mandando un mensaje al país y el mensaje es que quieren negociar sin condiciones y que están listos a renunciar al secuestro. Están haciendo videos, escribiendo cartas, yo no recuerdo en ningún momento del pasado en que hayan estado tan involucrados en buscar incidir en la sociedad.
Semana.com: Pero precisamente después del Caguán parece muy difícil que una parte de la sociedad vuelva a tener confianza en ellos.
M.C.: Uno puede tener su propia valoración moral, pero desde una perspectiva de la resolución del conflicto hay que concederle el espacio y reconocer los gestos del otro. Pero también el Gobierno debe hacer estos gestos, no es suficiente hablar de una llave, ¿cuál sería la agenda? ¿cómo se llevaría a cabo? Hay que probar, yo creo que las FARC son serias y creo que las condiciones que hay de aquí en adelante sí pueden construir un apoyo nacional para levantar la paz.
Semana.com: Pero las cartas y los anuncios se combinan con los atentados como el de Tumaco, que ahondan más la desconfianza.
M.C.: Las confrontaciones militares subrayan la necesidad de hacer la paz. No hay cese al fuego, no hay proceso de paz y por eso se suceden estos atentados. Los medios hablan de la bomba en Tumaco, pero hay actos de guerra todos los días, hay bombardeos de las Fuerzas Armadas y hay víctimas civiles.
Semana.com: Y ¿cuál debe ser el papel de la sociedad civil en este proceso?
M.C.: Yo estuve en una reunión en Barrancabermeja en agosto del año pasado y había 15.000 asistentes pidiendo paz. Las asociaciones de derechos humanos y los que están a favor de la paz están creciendo todos los días. Eso tampoco es algo que haya visto antes, esa participación de la sociedad reflexionando sobre este tema.
La sociedad civil debe estar muy presente, porque ni el Gobierno ni la guerrilla son voceros de toda la sociedad y además porque la paz es no solamente un tema del Gobierno o de la guerrilla, es de toda la sociedad civil y son ellos los que deben estar entusiasmados con la idea de la paz y esto es parte de abonar el terreno.
Semana.com: Una hipotética muerte de ‘Timochenko’ por parte del Ejército asfixiaría más a las FARC, en ese caso ¿con quién se podría negociar?
M.C.: Yo creo que el negociador indicado era ‘Alfonso Cano’ y no era buena idea para la resolución del conflicto haber matado al negociador. Pero las FARC no son manejadas por un solo hombre, sino por un liderazgo colectivo. Espero que no sigan matando a la cúpula, pero reconozco que está es la estrategia militar y hasta que haya un cese al fuego seguirá esa confrontación.
Semana.com: Hay una duda muy común en buena parte de la sociedad y es ¿por qué creer que esta vez sí?
M.C.: Podíamos ir coyuntura por coyuntura, pero no hay tiempo, sin embargo, yo creo que esta vez hay más razones para pensar que sí se puede. Por ejemplo, si comparamos este momento con el del Caguán, las FARC estaban entonces muy fuertes y el Gobierno era débil y se sentía débil, ahora es al revés, y esa fortaleza del Gobierno, si lo maneja con prudencia, y si está dispuesto a promover reformas que el país necesite, sí puede conducir a la paz una salida política y negociada, es decir, la paz.
También es importante resaltar el contexto internacional. Hace 50 años teníamos la Guerra Fría, después la guerra antinarcóticos, después la guerra antiterrorista y Estados Unidos estaba más pegada a estos contextos que a la paz en Colombia, pero hoy día no. En este momento, si Santos quisiera, Estados Unidos apoyaría este proceso en Colombia, y esto es un cambio radical de todos los procesos anteriores.
Marc Chernick: Lo que ha cambiado es el ambiente de las negociaciones. Todos quedamos sorprendidos después del discurso de posesión de Santos cuando habló de la famosa llave de la paz. Así empezó a ambientar el terreno para algo, para cambiar todo el ambiente de guerra, para decir que a lo mejor hay una salida política, esto fue muy importante. Y esto ocurrió casi al mismo tiempo cuando el entonces jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, dejaba salir un video a la luz pública en el que también hablaba del deseo de diálogo. Estos dos hechos plantearon la posibilidad de mirar el conflicto de otra manera.
Semana.com: Y desde entonces, ¿cómo han seguido las cosas?
M.C.: De ahí en adelante, y como sabemos todos, nos sorprendió la agenda legislativa del presidente. Se concentró en la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras y en sacar adelante un marco jurídico para el proceso de paz, eso fue muy importante. Sin embargo, es curioso porque aunque no hay un proceso de paz, ni hay comisionado de paz, por primera vez desde la era de Turbay, sí se está preparando el terreno para un posible camino a la paz.
Semana.com: Hace dos semanas las FARC anunciaron que liberarían a seis secuestrados y dieron sus nombres; varios grupos que buscaban intermediar se pronunciaron, pero Santos les respondió con “no se metan, no hace falta la intervención” ¿usted está de acuerdo?
M.C.: Con todo respeto, sí se necesita ayuda en esto. Si el Gobierno les dice a las FARC ya vamos a recogerlos, ellos no van a aceptar esto porque hay demasiada desconfianza. Tiene que haber participación de otras fuerzas, si no, yo creo que no van a soltar a esos secuestrados. El presidente dice que no quiere ni propuestas, ni estudios, ni intermediarios y ha insistido siempre en este punto, pero yo diría que se necesitan no solamente mediadores sino de todos los sectores de la sociedad porque la paz es un asunto nacional y una necesidad para el mundo entero.
Semana.com: ¿Cómo debería ser la participación de países extranjeros en el conflicto?
M.C.: Podría tener varios papeles, no necesariamente debe ser un país, podría ser UNASUR, o instituciones nacionales como la Iglesia católica, pero sí se necesita un mediador y un negociador, alguien que busque conciliar las posiciones y que sea proactivo en el proceso.
Semana.com: Pero ya hubo una mala experiencia con la mediación internacional en el Caguán…
M.C.: No se puede repetir lo que pasó en el Caguán, donde había alrededor de 25 mediadores, no. Hay que ir definiendo y consultando con todos, tanto con el Gobierno como con la guerrilla, pero necesita una persona que represente una institución que ha ganado confianza con los distintos sectores y los actores armados, pero podía ser UNASUR, Naciones Unidas, a pesar de las dificultades después de la última experiencia, o podría ser un grupo ad hoc de países vecinos.
Semana.com: ¿Cómo se percibe en Washington la posibilidad de un diálogo entre el Gobierno y la guerrilla colombianos?
M.C.: Yo entiendo que la posición de Estados Unidos es que ellos no van a hacer nada sin el visto bueno del presidente Santos, ellos están dispuestos a apoyar un proceso de paz si así lo quiere el presidente y van a apoyar esos términos. Pero yo no creo que haya voluntad de Estados Unidos en presionar a Santos.
Sé que Estados Unidos puede tener mucha influencia en el proceso y podría ser más protagónico, pero hasta que el presidente Santos diga vamos por este camino, ellos no van a presionar.
Semana.com: ¿Se refiere a un apoyo incondicional?
M.C.: Sí, Estados Unidos le daría todo el apoyo al presidente Santos para el proceso de paz y esto es un cambio en relación a otras ocasiones. En el pasado había sectores del gobierno estadounidense que si apoyaban el diálogo, pero también había otros sectores que privilegiaban la lucha antinarcóticos y la lucha antiterrorista. Pero si ahora Santos lo quiere, Estados Unidos lo apoyaría, y eso sería muy importante.
Semana.com: ¿Es correcto hacer una negociación de manera secreta?
M.C.: Hay rumores de que hay contactos directos, no negociaciones, pero si contactos, y creo que sí está bien que lo hagan por fuera de la luz pública, pero lo que no están haciendo, y que se debe hacer, es abonar el terreno. Preparar a la opinión pública, al país para que discutan sobre la posibilidad de una salida política. Es importante que el presidente haya reconocido que aquí en Colombia existe un conflicto interno pero no se está preparando a la gente y hay que hacerlo.
Semana: Pero todos los proyectos del Gobierno, ¿no van en esa dirección?
M.C.: Sí hay Ley de Víctimas, sí hay todo un proyecto de reforma consitucional para un marco jurídico para la paz, pero los comentarios del presidente y de los ministros no están preparando al país para una salida política y siguen marginando a los otros actores de la sociedad civil.
La opinión pública no está lista para un proceso de negociación, porque nadie va a aguantar un proceso de negociación con un grupo del que sólo se oye que son guerrilleros o narcoterroristas. La respuesta de Santos a la carta de ‘Timochenko’ es que no queremos otro Caguán, está bien, eso es claro, pero entonces ¿qué quieren? No tiene que ser el restablecimiento del Caguán, pero sí se puede hablar de una salida política y se puede ser propositivo. Hasta ahora el presidente dice cada rato que hay una llave de paz, pero no la saca.
Semana.com: La semana pasada las FARC dijeron que no se pudieron realizar las liberaciones porque supuestamente el Ejército estaba cerca de la zona, pero el Gobierno dice que desconocían las coordenadas, ¿son las FARC una guerrilla seria, se puede confiar en ellos?
M.C.: Hay que probar. Yo veo que las FARC están hablando, están mandando un mensaje al país y el mensaje es que quieren negociar sin condiciones y que están listos a renunciar al secuestro. Están haciendo videos, escribiendo cartas, yo no recuerdo en ningún momento del pasado en que hayan estado tan involucrados en buscar incidir en la sociedad.
Semana.com: Pero precisamente después del Caguán parece muy difícil que una parte de la sociedad vuelva a tener confianza en ellos.
M.C.: Uno puede tener su propia valoración moral, pero desde una perspectiva de la resolución del conflicto hay que concederle el espacio y reconocer los gestos del otro. Pero también el Gobierno debe hacer estos gestos, no es suficiente hablar de una llave, ¿cuál sería la agenda? ¿cómo se llevaría a cabo? Hay que probar, yo creo que las FARC son serias y creo que las condiciones que hay de aquí en adelante sí pueden construir un apoyo nacional para levantar la paz.
Semana.com: Pero las cartas y los anuncios se combinan con los atentados como el de Tumaco, que ahondan más la desconfianza.
M.C.: Las confrontaciones militares subrayan la necesidad de hacer la paz. No hay cese al fuego, no hay proceso de paz y por eso se suceden estos atentados. Los medios hablan de la bomba en Tumaco, pero hay actos de guerra todos los días, hay bombardeos de las Fuerzas Armadas y hay víctimas civiles.
Semana.com: Y ¿cuál debe ser el papel de la sociedad civil en este proceso?
M.C.: Yo estuve en una reunión en Barrancabermeja en agosto del año pasado y había 15.000 asistentes pidiendo paz. Las asociaciones de derechos humanos y los que están a favor de la paz están creciendo todos los días. Eso tampoco es algo que haya visto antes, esa participación de la sociedad reflexionando sobre este tema.
La sociedad civil debe estar muy presente, porque ni el Gobierno ni la guerrilla son voceros de toda la sociedad y además porque la paz es no solamente un tema del Gobierno o de la guerrilla, es de toda la sociedad civil y son ellos los que deben estar entusiasmados con la idea de la paz y esto es parte de abonar el terreno.
Semana.com: Una hipotética muerte de ‘Timochenko’ por parte del Ejército asfixiaría más a las FARC, en ese caso ¿con quién se podría negociar?
M.C.: Yo creo que el negociador indicado era ‘Alfonso Cano’ y no era buena idea para la resolución del conflicto haber matado al negociador. Pero las FARC no son manejadas por un solo hombre, sino por un liderazgo colectivo. Espero que no sigan matando a la cúpula, pero reconozco que está es la estrategia militar y hasta que haya un cese al fuego seguirá esa confrontación.
Semana.com: Hay una duda muy común en buena parte de la sociedad y es ¿por qué creer que esta vez sí?
M.C.: Podíamos ir coyuntura por coyuntura, pero no hay tiempo, sin embargo, yo creo que esta vez hay más razones para pensar que sí se puede. Por ejemplo, si comparamos este momento con el del Caguán, las FARC estaban entonces muy fuertes y el Gobierno era débil y se sentía débil, ahora es al revés, y esa fortaleza del Gobierno, si lo maneja con prudencia, y si está dispuesto a promover reformas que el país necesite, sí puede conducir a la paz una salida política y negociada, es decir, la paz.
También es importante resaltar el contexto internacional. Hace 50 años teníamos la Guerra Fría, después la guerra antinarcóticos, después la guerra antiterrorista y Estados Unidos estaba más pegada a estos contextos que a la paz en Colombia, pero hoy día no. En este momento, si Santos quisiera, Estados Unidos apoyaría este proceso en Colombia, y esto es un cambio radical de todos los procesos anteriores.