miércoles, 15 de febrero de 2012

Hablando con el enemigo

Por Carolina Trens


Es así como se llama uno de los últimos capítulos de la autobiografía del legendario Nelson Mandela “El largo camino hacia la libertad”. Tuvieron que pasar veintiún años para que sus enemigos que lo mantenían preso le dejaran abrazar a su esposa Winnie y ese hecho  marcó para el líder guerrillero el inició de un cambio por parte del enemigo. Para esa época la confrontación armada entre las fuerzas rebeldes MK del CNA y las del gobierno del apartheid de Sudáfrica se había intensificado a niveles asombrosos:

“En diciembre de 1982, la MK hizo estallar bombas en la central nuclear inacabada de Koeberg, en las afueras de Ciudad de El Cabo, y en otros muchos objetivos militares y símbolos del poder del apartheid en todo el país. Ese mismo mes, los militares sudafricanos atacaron de nuevo una sede del CNA en Maseru, Lesotho, matando a cuarenta y dos personas, entre ellas una docena de mujeres y niños… El primer ataque con coche bomba de la MK tuvo lugar en mayo de 1983, y su objetivo era la central de inteligencia de la Fuerza Aérea militar en el corazón de Pretoria. … Murieron diecinueve personas y hubo mas de doscientos heridos.”  (Pagina 536).

En medio de la lucha armada se iba configurando un poderoso movimiento popular  antipartheid  compuesto por más de seiscientas organizaciones y reunido en el United Democratic Front ligado políticamente al CNA. A esas alturas de la pelea al presidente Botha solo se le ocurrió ofrecerle a Mandela la libertad a cambio de “rechazar incondicionalmente la violencia como instrumento político” (cualquier parecido con la realidad de Colombia es “mera coincidencia!!!”).

Mandela respondió a la propuesta: “Que Botha demuestre que es diferente a Malan, Strijdom y Verwoer. Que renuncie él a la violencia. Que diga públicamente que desmantelará el sistema del  apartheid. Que levante la prohibición que pesa sobre la organización del pueblo, el Congreso Nacional Africano. Que libere a todos aquellos que han sido encarcelados, proscritos o exiliados por oposición al apartheid. Que garantice la libertad política para que el pueblo pueda decidir quién desea que le gobierne.” (Pagina 541).

Con el presidente Botha hubo un intento de acercamiento para el dialogo aprovechando los buenos oficios de la Commonwealth interesada en poner fin al apartheid e interpretando el sentir de buena parte de la comunidad internacional que para ese momento tenía en serio aislamiento al gobierno sudafricano. Dice Mandela: “El día en que el grupo de intermediarios había de reunirse con los ministros del gabinete (luego de una reunión con Mandela en prisión), las fuerzas de defensa sudafricanas, por orden del presidente Botha, lanzaron ataques aéreos  y de comando contra bases del CNA en Botswana, Zambia y Zimbabwe. Esto enveneno las conversaciones y el grupo de personas eminentes se marchó inmediatamente de Sudáfrica.”(Pagina 547)

Para 1987  el líder del CNA Oliver Tambo había declarado “que la lucha armada se intensificará hasta que el gobierno  aceptara entablar negociaciones con el fin de abolir el aprtheid”. Se intensificaban dia a dia la violencia política y las presiones internacionales. El gobierno tuvo que liberar a mas de novecientos presos políticos. “Los estadounidenses reconocieron al CNA como elemento indispensable en la búsqueda de cualquier solución en Sudáfrica. Las sanciones contra Sudáfrica se incrementaron.” (Pagina 566)

El liderazgo del presidente Botha se agotó y en su reemplazo asumió Frederick de Klerk, quien comenzó la tarea de desmontar el aparato represivo que sostenía el apartheid, entre otras medidas se la disolución del National Security Management System estructura secreta cuya misión era aniquilar a los movimientos de liberación. Luego fue la legalización del CNA, el CPA, el Partido Comunista de Sudáfrica y de decenas de organizaciones mas; simultáneamente el anunció de  De Klerk: “Ha llegado la hora de las negociaciones”.
Habían terminado los diez mil días de encarcelamiento de Nelson Mandela. “El CNA exigía que el gobierno normalizara la situación del país poniendo fin al estado de excepción, liberando a todos los presos políticos y derogando todas las leyes relacionadas con el apartheid, y el gobierno estaba empeñado en conseguir que el CNA diera el primer paso poniendo fin a la lucha armada.”(Pagina 593)

La primera reunión para la negociación fue saboteada por la policía cerca de Johannesburgo al abrir fuego contra una manifestación de simpatizantes del CNA matando a una decena de ellos e hiriendo a cientos. Mandela le dijo al De Klerk que: “no podía hablar de negociaciones por un lado y asesinar a nuestra gente por el otro”. Siguieron los asesinatos, las provocaciones, las dilaciones por parte del gobierno, sin embargo las lideres del CNA declararon una suspensión de la lucha armada con el fin de darle oxigeno al presidente y lograr un avance en las negociaciones.

Ante la imposibilidad de llegar a un mínimo acuerdo con el gobierno, y la creciente barbarie de agentes del estado que masacraban sin cesar a la gente, el CNA suspendió las negociaciones y acordó emprender una política generalizada de acciones de masas, huelgas, manifestaciones, boicots, esta campaña culminaría en una huelga nacional de dos días. “Mas de cuatro millones de trabajadores se quedaron en sus casas en la mayor huelga política de toda la historia de Sudáfrica.”(Pagina 626)

Volvieron a la mesa de negociaciones donde se aprobó una Asamblea Constituyente electa, que redactaría una nueva Constitución y se elegiría un gobierno de unidad nacional que gobernaría por un periodo de cinco años. EL CNA ganó las elecciones por un amplio margen del 62,6% de los votos. “Tras mas de tres siglos de dominación, la minoría blanca aceptaba su derrota y entregaba el poder a la mayoría negra.”

Pero este era apenas un instante de reposo para el gran Mandela: “La verdad es que aún no somos libres; sólo hemos logrado la libertad de ser libres, el derecho a no ser oprimidos. No hemos dado el último paso, sino el primero de un camino aún más largo y difícil. Ser libre no es simplemente desprenderse de las cadenas, sino vivir de un modo que respete y aumente la libertad de los demás. La verdadera prueba de nuestra devoción por la libertad no ha hecho mas que empezar”. (Pagina 647)