Comandante Jorge Briceño en el
aniversario de su inmolación
Por Carolina Trens
En el momento en que el gobierno Santos se iba
a pique, se filtra informaciónsobre conversaciones con la insurgencia de las
FARC en la Habana y con esta noticia, luego anunciada por el mismo presidente
en los medios, se disparan nuevamente los índices de gobernabilidad perdidos y
el gobierno sale a flote temporalmente y como un corcho.
La agenda de conversaciones flota sobre el mar
de indecisiones, imprecisiones y mentiras de Santos ysu ministro de defensa, sobre
las aguas turbias de la conciliación con intereses reaccionarios, antipopulares
y antipatrióticos. Sobre el remolino de las próximas elecciones. Nada de esto
es serio y es una amenaza constantepara un proceso de paz duradera.
Se plantea el tema medular de la tierra, pero la
discusión se limita, se recorta, se empobrece al punto de convertirlo en un
enunciado, tal cual sucedió con la Ley de Victimas y Restitución de tierras.
Por supuesto, no se quiere permitir por parte del gobierno la participación de
partidos políticos, ni de organizaciones populares, ni de campesinos.Monopolio
del tema de la agenda, monopolio de la información en los medios de
comunicación, monopolio sobre las decisiones. Estamos invitados todos los
colombianos, eso si, a hacernos responsables si el asunto no funciona.
No hay indicios de que verdaderamente se
quiera por parte del gobierno superar las raíces de los graves problemas que
han dado origen y espacio a esta guerra de más de 50 años. No hay el más mínimo
sentido de realidad para aceptar que debe haber un cambio en el régimen
político colombiano que ha generado fenómenos como el paramilitarismo y el
narcotráfico, es decir la violencia por partida doble contra el pueblo, que la
guerrilla es un fenómeno de resistencia a ese tipo de relación política, social
y económica que se ha querido imponer a través de las armas del estado.
Cuando la decadencia del poder político en
Colombia ha alcanzado su punto mas bajo, Santos se empeña en rescatarlo, no en
cambiarlo y pasar a la historia haciendo la diferencia.
Lo mismo con el tema de Cese al Fuego; avanzar
hacia la paz en medio de la guerra: ¡tamaño exabrupto, total incoherencia!Se
trata de no repetir errores del pasado y este fue uno determinante en el
fracasado proceso del Caguán. Se reconocen por parte de los medios de
comunicación las cifras de la guerra, el porcentaje inaudito del PIB que se
dedica a la guerra, las cifras de lo que se dejó de producir y de ganar, los
niveles de atraso a los que estamos abocados, etc. Con menos énfasis se habla
de las pérdidas en vidas humanas, que para nosotros es el verdadero drama, el
costo irreparable por cientos de masacres, descuartizamientos, hornos
crematorios, “falsos positivos”; en desplazados y desterrados, en desaparecidos
y torturados; no se habla del terror del estado y sus consecuencias, de la
política de Seguridad Nacional que ni siquiera es de aquí.
Las cifras encubiertas de la guerra hablan de
la eliminación y la desaparición física
de cerca de 4 millones de personas. De más de 5 millones de colombianos
despojados de sus tierras, de los cuales el 78% eran propietarios.
El gasto militar es
del6.5% del PIB.El gasto en defensa es igual a la suma de todas
lastransferencias en salud, educación y saneamiento ambiental.De los 3,56
billones previstos para inversión total del GobiernoNacional 2,3 billones, es
decir el 65%, se destina a inversión enequipo militar. De los cargospúblicos
que se atienden con cargo al presupuesto centralel 81,2% es ocupado por
servidores públicosasignados a las labores de defensa, seguridad y policía.El
58,4% del total de los sueldos y salarios que se pagaron en el2008 con cargo al
presupuesto central, eran del Ministerio de Defensa[1].
Se requieren para
el combate15,5 soldados por cada guerrillero y la cifra tiende a aumentar.
El costo
económico de matar a un guerrillero raso
puede estar superando los $1.000 – 1.500 millones, mantener un soldado cuesta
18 millones, un preso cuesta 12,5 millones, un estudiante universitario 3,5
millones de pesos.En dos años de capturas masivas, por ejemplo,cayeron 5.535
personas sindicadas de rebelión y terrorismo[2]
al cabo de un año largo fueron dejados en libertad fallando la justicia a favor
de los detenidos-perseguidos. Este es sin duda un estado militarista y
carcelario.
Si alguien cuerdo,
después de examinar estas escalofriantes
cifras sigue insistiendo en que hay que seguir la guerra es porque teme perder
con el proceso de paz: perderían la riqueza acumulada con sangre, perderían el
poder feudal y seguir manejando el país como un gran campo de concentración,
que produce enormes ganancias a un coste muy bajo.
Es por eso que la
derecha política y el narco paramilitarismo se oponen a un Cese al Fuego, saben que una agenda de negociación
en medio de la confrontación armada más temprano que tarde fracasa, saben que
en medio de la guerra es imposible la movilización popular que imponga la
continuación de una negociación y el inició de cambios para nuestro país. Tienen listos a los francotiradores, a los
saboteadores, a los liquidadores de la esperanza. La estructura narco
paramilitar está intacta, intactos sus jefes políticos y militares, pese a la
captura del general Santoyo y del general genocida Rito Alejo del Rio.
Cualquier intento será ahogado en sangre como lo ocurrido con el partido Unión
Patriótica[3].
Detener la guerra
es un mandato constitucional para Santos;políticamente sería un gesto de
grandeza, no con las FARC, con el pueblo Colombiano que es quien carga con su
peso. Que la guerrilla aprovecharía el cese del fuego para fortalecerse es una
falsedad tonta. La guerrilla se fortalece y crece en el combate diario, sino
que lo digan las cifras: durante 46 días, el mes de julio y mitad de agosto de
este año: solo los Bloques Alfonso Cano y Jorge Briceño produjeron 112
combates, 219 bajas de las cuales 78 son muertos y 141 heridos[4],
cuerpos de muchos delos cuales son abandonados por sus “lanzas” y sus jefes.
También son incontables los muertos y heridos en combate que son retirados
rápidamente por unidades helitransportadas del ejército o la policía para luego
ser ocultados ante sus familiares y la opinión publica.
Es en el combate en
donde la guerrilla de las FARC- Ejército
del Pueblo ha derrotado los planes colombo norteamericanos, LASO (Latin
American Security Operation) en Marquetalia, en primer lugar y hace 48 años, y
para resumir Plan Colombia, Plan Patriota y demás invenciones de los gobiernos
gringos, israelitas y colombianos en las últimas dos décadas. Ha sido en la
guerra donde las voces de 48 campesinos, agredidos por 16.000 soldados, y solo
escuchados en el exterior por los intelectualesfranceses Jean Paul Sartre,Simonede
Beavoir y Jacques Duclos, se han
multiplicado al punto de que es difícil encontrar un país, un gobierno, un
pueblo en el mundo ajeno a nuestro drama nacional.
Los golpes que
hemos recibido con la muerte de nuestros heroicos comandantes y no menos
heroicos guerrilleros hombres y mujeres combatientes no han hecho mella en el
orden táctico, ni en nuestra capacidad e iniciativas de orden estratégico. En
Marquetalia perdimos hombres de la talla de Hernando González Acosta e Isaías
Pardo; su legado produjo grandes de la talla de Alfonso Cano y Jorge Briceño
para nombrar solo a dos.
Todos los
interesados en la paz de Colombia deben saber con certeza que quienes quieran
mantener el estado de guerra, son quienes quieren impedir la participación
masiva del pueblo colombiano en el proceso de cambios para que el proceso de
paz sea posible. Parar la guerra, ordenar un Cese al Fuego, declarar una
tregua, es el resquicio por donde entraría el torrente popular a imponer sus
condiciones de vida frente a la muerte, de justicia, de construcción de una
patria nueva.
[1]Algunas consideraciones cuantitativas sobre la
evolución reciente del conflicto en Colombia, José
Fernando Isaza Delgado yDiógenes Campos RomeroBogotá, 1o de diciembre de 2007
[2]Informe
de la ONG Coordinación Colombia –Europa-Estados Unidos. Agosto 2005.
[3] Partido
Político de izquierda, la UP nació del proceso de paz que adelantó la guerrilla de
las FARC con el presidente Belisario Betancur. Dos
candidatos presidenciales, los abogados Jaime
Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, 8
congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y mas de 6 mil de sus militantes fueron
asesinados por grupos paramilitares,
las fuerzas de seguridad del estado ejército, policía secreta, inteligencia
militar y policía. Muchos de los sobrevivientes al exterminio tuvieron que abandonar
el país.
[4] Ver
partes de guerra: www.farc-ep.co