Tomado de la página oficial www.farc-ep.co
Guerrillero de la Columna Móvil Jacobo Arenas,
junto al avión Súper Tucano derribado. Julio 11 de 2012
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A las cuatro
de la madrugada fue derribado un helicóptero, con todo y su tripulación,
integrada por coronel, un mayor, un capitán y un suboficial artillero, todos
muertos.
Recibimos del Bloque Oriental los partes
de la actividad militar en los meses de enero y febrero, sólo en el área del
piedemonte de la cordillera oriental en el Meta, es decir, una zona que
comprende en general los municipios de Uribe, Mesetas y El Dorado. Se pone uno
a pensar en que si eso sucede solamente en esa parte de la geografía nacional,
la preocupación del gobierno y las fuerzas militares debe ser muy grande al
enterarse de todo cuanto ocurre en el país entero.
Hace seis años, en marzo de 2008, la
cúpula de las fuerzas armadas, el mindefensa Santos y el Presidente Uribe
anunciaban el fin de las FARC-EP con singular alborozo. Ahora, cercano el final
del gobierno de Juan Manuel Santos, lo que queda en evidencia es que los que se
hallan al borde de la desaparición política son ellos, pues la insurgencia
continúa, como la gota de agua sobre la roca, abriendo una tronera muy grande
al descompuesto régimen.
El año comenzó caliente. Por ejemplo, el
4 de enero, en la vereda Tierradentro, margen izquierda del río Guayabero, zona
rural de La Uribe, las unidades guerrilleras reaccionaron desde tierra contra
el bombardeo aéreo y posterior desembarco de tropas, produciéndose una serie de
combates a partir de las dieciséis horas, en los que se vieron involucrados
cinco aviones Kafir, 14 helicópteros y un alto número de soldados
contraguerrillas profesionales.
La zona, completamente plana, en alguna
medida selvática y en gran parte conformada por grandes potreros, está habitada
por un buen número de colonos, alrededor de cuyas viviendas ocurren las
violentas incidencias de los combates. Tres helicópteros impactados y
averiados, seis militares muertos y ocho más heridos, a cambio de la captura de
un guerrillero herido y tres más muertos, significaron el saldo final de los
fuertes enfrentamientos de ese día.
A partir de entonces un alto número de
soldados ha caído en minas sembradas a su paso o como consecuencia de los
impactos de fuego en continuos hostigamientos a sus unidades. Los registros
señalan cómo, los días 7, 10, 11, 18, 23, 24 y 25 de enero, y los días 2, 3, 6,
8 y 14 de febrero, patrullas del Ejército han sido afectadas con saldos de uno
o dos soldados heridos gravemente, evacuados siempre por vía aérea. En la
guerra, los heridos cuestan más que los muertos.
En zonas aledañas al área indicada
también se presentan numerosos combates. Cabe reseñar el caso del filo La
Grosera, ubicado en la vereda Santander, de La Uribe, Meta, en donde el día 8
de febrero, como consecuencia del hostigamiento a una patrulla del Ejército, un
helicóptero artillado se presentó a ametrallar de modo indiscriminado, haciendo
blanco en sus propias tropas, con un saldo final de seis soldados muertos y
siete heridos.
La tripulación de los helicópteros, en
épocas pasadas tan convencida de su invulnerabilidad, hoy piensa muy distinto.
Los guerrilleros han aprendido mucho en materia de fuego antiaéreo, lo cual
expone aparatos, pilotos y tropa trasportada a peligrosos riesgos. El día 2 de
febrero, el avión plataforma recibió fuego desde tierra en el área rural de La
Uribe, y el día 3 fue averiado un helicóptero artillado que operaba arriba de
la vereda Gaviotas del mismo municipio.
El día 6 de febrero fue el avión
fantasma el hostigado en la vereda La Explanación de La Uribe, mientras que el
día 14 correspondió recibir el fuego a un helicóptero artillado en la vereda El
Paraíso del mismo municipio. El 19 de febrero, en la vereda Siria alta del
municipio de La Uribe, resultó averiado por disparos desde tierra un
helicóptero policial. Pero el golpe mayor se produciría tres días después, en
la vereda Ondas del Cafre de la misma localidad.
Allí fue realizado el bombardeo y
posterior desembarco de tropas de fuerzas especiales el día 21 de febrero, al
filo de la media noche. La reacción de los comandos guerrilleros fue inmediata,
y como consecuencia de ella, a las cuatro de la madrugada fue derribado un
helicóptero, con todo y su tripulación, integrada por coronel, un mayor, un
capitán y un suboficial artillero, todos muertos. Tres militares más fueron
heridos. Las noticias hablaron de un accidente en maniobras.
Todavía es posible observar allí los
restos calcinados del aparato, pero la atención sobre el hecho pasó a un
segundo plano como consecuencia del escándalo generado por las revelaciones de
la revista Semana en torno a la red de corrupción al interior del Ejército. El
mando militar, en plena crisis, aprovechó para ocultar el fatídico resultado de
su operación, demostrando una vez más el grado de descomposición de sus
integrantes.
De hecho ese escándalo y sus ligeras
secuelas, la campaña electoral, las perversas construcciones de los medios
colombianos en torno a lo que sucede realmente en Venezuela, la situación de la
alcaldía de Bogotá y el relevo de algunos integrantes de la Delegación de Paz
de las FARC-EP en la Mesa de La Habana, han merecido un tratamiento de
privilegio en los medios. Sin algo infamante para imputar a las FARC, los
hechos del conflicto no llegan a ser noticia.
Reportar aquí la larga lista de acciones
guerrilleras en el área resultaría muy extenso para este artículo. Baste con
decir que La Uribe pega por la parte alta con el páramo de Sumapaz, esto es, el
Distrito Especial de Bogotá, con el departamento del Huila, municipio de
Baraya, con Mesetas, del Meta, a su vez vecino de El Castillo y El Dorado. Y
que río Guayabero abajo se encuentra el municipio de La Macarena. En todos
ellos se han presentado combates este par de meses.
Y en todos el Ejército colombiano ha
tenido bajas. Cabe pensar en la suerte de los pobres soldados y policías que
caen a diario en la confrontación. Ingresan a las áreas en conflicto,
participan en los combates, sufren pérdidas dolorosas, y todo eso al precio de
que sus mandos celebren sucios negocios y se enriquezcan con su sangre. Para no
hablar del gobierno nacional, de los dueños verdaderos del poder, que de veras
engordan a costa de las vidas del pueblo de Colombia.
Montañas de Colombia, 21 de marzo de
2014