Por María Aureliana Buendía
A Timo e Imelda, los candidatos presidenciales de la Nueva Colombia
El hecho más importante de la historia de la humanidad cumple 100 años. La Revolución socialista de octubre atañe directamente a todo el mundo, en primer lugar a los pueblos, a los marginados del poder, a los explotados; en segundo lugar a quienes habían detentado el poder económico y político desde la antigüedad, los explotadores, lo señores esclavistas, los feudales, los capitalistas.
Somos una cosa o la otra independientemente de la cantidad de melanina que realmente es una construcción social, eso de la raza. Pertenecemos a la clase de los explotados o explotadores, en cualquier lugar del planeta y sus alrededores, en virtud de la relación que tengamos con los medios de producción en una formación socio económica o en otra. Carlos Marx descubrió que “la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”, donde se enfrentan intereses antagónicos del proletariado y la burguesía. En esa confrontación clasista la burguesía, o casta alta, siempre había salido victoriosa, se repetían los reveses y desilusiones en el campo popular.
Hace 100 años el paradigma cambió radicalmente. Los comunistas, con Lenin a la cabeza, llevaron a la práctica la revolución soñada por Marx, Engels y toda una pléyade de luchadores en el mundo y se tomaron el poder político y económico en Rusia. Llegaron al poder los obreros y soldados organizados en los Soviets, por primera vez en la historia de la humanidad. Fue derrotado el imperio ruso y ¡Triunfó la revolución socialista!
El nuevo gobierno revolucionario decretó la paz y el traspaso de la tierra de los terratenientes, de los zares y de los monasterios a los comités de campesinos. Se planeó proteger los derechos de los soldados y el control por parte de los obreros de la producción del país. Los bolcheviques asumen el control territorial casi total del la nación. Al tiempo que se desarrollaron los planes revolucionarios que beneficiaron a la absoluta mayoría del pueblo, surgió la contra revolución, los primeros enfrentamientos de la guerra civil y la intervención militar aliada en Rusia.
Se propinó la primera derrota al capital mundial: el Ejército Rojo del poder soviético venció a la alianza militar de los EE.UU., Inglaterra, Francia, Italia, China, Japón, Grecia, Canadá, Polonia, Checoslovaquia y otros países menores. Esta guerra costó más de nueve millones de vidas, la precaria economía quedó devastada y el hambre era generalizada.
Los bolcheviques salvaron la Patria y el socialismo con la Nueva Política Económica” que en palabra de Lenin era una “retirada estratégica”; consistió en permitir el libre comercio como medio para construir los fundamentos hacía el socialismo. Efectivamente, lograron revivir la industria y la producción alimentaria; se repartió la tierra entre los campesinos. Apenas lograda la consolidación del nuevo poder socialista, muere en 1924 el Gran Lenin, el más terrenal de los terrestres y el más humano de los humanos, como lo describió el poeta Mayakovski, quien a su vez fue uno de los mas importantes constructores de las nuevas concepciones del arte.
Cuando Stalin es elegido Secretario General del Partido Comunista, reemplazando a Lenin, ya tenía su propia idea de cómo desarrollar el socialismo, contraria a las ideas de Trotsky, Bujarin y otros cuadros. Stalin, como Lenin, creía en la construcción del socialismo en un solo país, siempre y cuando lograra un acelerado desarrollo industrial. Para lograr la industrialización, se debía mecanizar la producción agrícola. Ambos requerían de planificación y centralización. Antes de que sobre la figura de Stalin cayera la ignominia, estos componentes de su propuesta económica fueron considerados en occidente como ideas “geniales” de un estadista.
Bajo la dirección del estado socialista de Lenin y Stalin, la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, URSS, alcanzó niveles inimaginables de desarrollo político, económico, social, cultural y científico. De la atrasada Rusia de los zares, la URSS alcanzó a las potencias de la época: Inglaterra, EE.UU., Francia, Italia. Eso explica que la Unión Soviética y su glorioso Ejército Rojo derrotaran al nazismo alemán en su territorio y posteriormente avanzara victorioso hasta Berlín en mayo de 1945. La humanidad aún tiene una gran deuda con el sacrificio de ese gran pueblo que nos libró del peor genocidio, de un holocausto universal.
De la Segunda Guerra Mundial, la URSS surgió como una superpotencia en todos los aspectos y fundamentalmente moral. El mundo capitalista no pudo admitir nada siquiera parecido y arremetió ferozmente iniciando la guerra fría. Desmontan procesos revolucionarios avanzados en Francia e Italia y otros países con operaciones encubiertas como “Gladio”. En lo económico deciden la construcción de los “Estados de bienestar” que pudieran competir con los logros del socialismo, hoy los desmontan, ya no son necesarios.
Vale recordar, en estos tiempos de revolución informática, el Sistema Estatal Automatizado de Contabilidad y Procesamiento de Información que se inventaron los científicos soviéticos a principios de los años 60, esto es lo que hasta hoy 57 años después, se conoce como plataforma informática o sistema informático[1]. Para ese momento, se agravaron las dificultades en la gestión de la economía nacional de la URSS, causadas por un aumento en la gama de productos, su diversificación y el aumento tanto del número de vínculos entre empresas como de éstas. Todo esto complicó no solo la recopilación de información y procesamiento estadísticos, sino también la planificación a nivel de empresas, industrias y toda la economía nacional.
Un grupo de científicos soviéticos dirigido por el académico V.M. Glushkov desarrolló un proyecto llamado “Red Estatal Unificada de Centros Informáticos”, que constaba de aproximadamente 100 Centros de Cómputo, unidos por canales de comunicación de banda ancha y distribuidos en todo el país. Cada uno de los centros territoriales conectados con los Centros de Cómputo de grandes empresas, ministerios y red (clúster) para el servicio de pequeñas empresas. Es el sistema socialista el que garantizó los más grandes avances para el bienestar de los pueblos[2], no cabe duda. Es por eso que celebramos los 100 años de la primera revolución proletaria.
¿Pero cómo pudo suceder que la potencia socialista, la URSS, colapsara? Cada vez hay más evidencias y pruebas de que no hubo tales errores garrafales en la política o en la economía o en la ciencia o en la sociedad. Siempre hubo nuevos e inmensos retos en todos estos aspectos y siempre hubo un enfrentamiento de concepciones entre los dirigentes del Estado y en la misma sociedad. Es decir, la lucha de clases no cesó, hubo sectores que siguieron defendiendo y conspirando por restaurar el capitalismo, con mucha fuerza desde 1953, contra sectores revolucionarios y comunistas, contra los intereses populares. Y ganó la traición, se impusieron las concepciones individualistas pequeño burguesas, enmascaradas en un radicalismo y transparencia inexistentes.
Hoy Rusia está en condiciones de poner en jaque nuevamente las agresiones imperiales y la unipolaridad del mundo. El pueblo ruso conserva los valores y principios más humanistas aprendidos en el socialismo y sin duda construirá una nación mejor, no serán inferiores a la gesta de 1917.
A diez mil novecientos nueve kilómetros, trazados en línea recta, que separan a Bogotá de Moscú; en Colombia vivimos una importante coyuntura de profundos cambios. La paz ha vencido a la guerra, la reconstrucción del país está a la orden del día. En la implementación de los Acuerdos de La Habana y el involucramiento de todos los colombianos radicará el éxito de sacar al país a los horizontes del desarrollo y el bienestar. Las candidaturas presidenciales de Timo e Imelda del Partido del Común (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC) garantizaran esa alternativa para Colombia y América Latina.
¡Vivan los 100 años de la revolución!
[1] Por ejemplo: el sistema SAP, Systems Applications Products in Data Processing (1972), empresa alemana.
[2] “En los años cincuenta la Unión Soviética se desarrollo a un ritmo que doblaba el de la mayoría de los países avanzados. Entre 1950 y 1975, el índice de producción industrial soviético aumentó 9.85 veces (según datos soviéticos o 6.77 veces (según los de la CIA), mientras que el índice de producción industrial de los EEUU creció 2,62 veces. La Unión Soviética disponía de un cuarto de todos los científicos del mundo, y el lanzamiento del Sputnik simbolizó sus logros científicos. Los salarios y el nivel de vida crecían ininterrumpidamente. Se fijó una semana laboral de cuarenta horas para la mayoría de empleos, y de treinta y cinco para los trabajos más duros. Se estableció un sistema universal de pensiones. La disponibilidad de bienes de consumo aumentaba, y la “brecha en el desarrollo económico y social entre la Unión Soviética y los EEUU se estaba cerrando rápidamente”. A mediados de los años ochenta, la Unión Soviética producía el 20% de las mercancías industriales a nivel mundial, a diferencia del 4%, sobre un total mucho más reducido, que producía en el momento de la revolución. Estaba en la primera posición mundial en la producción de petróleo, gas, metales férricos, minerales, tractores, hormigón armado, artículos de lana, zapatos, remolacha azucarera, patatas, leche, huevos y otros productos. Su producción de energía hidroeléctrica, productos químicos, maquinaria, cemento y algodón solo quedaba por detrás de la de los EEUU.” Roger Keeran, Thomas Kenny, 2010, El socialismo traicionado, España, El Viejo Topo