lunes, 22 de diciembre de 2014

Procurador: ¡más narcotraficante será usted!


Por Carolina Trens

Hay una razón más para despreciar la podredumbre del poder en Colombia en la persona de lo que llaman Procurador General de la Nación, organismo del Estado que fue creado para garantizar los derechos colectivos de los ciudadanos. Debería ser nuestra defensa frente a las arbitrariedades del estado mismo, sus puntos de referencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todas las leyes y normas cuya esencia sean la libertad, la igualdad, la justicia. Si en Colombia el cumplimiento de los derechos humanos universales fuera una política estatal, la procuraduría se ahorraría la persecución a gobernantes, funcionarios públicos y organismos gubernamentales.

En el país con Ordoñez es exactamente al revés: se persigue a gobernantes, funcionarios y agencias que promuevan el cumplimiento de las leyes colombianas e internacionales. Se apoya, secunda, defiende, protege, patrocina y estimula a todo aquel que esté con la guerra, con el paramilitarismo, con el narcotráfico, con la corrupción. Este oscuro personaje en su militancia nazi es negacionista del holocausto judío durante la segunda guerra mundial. El hombrecito se cree blanco anglo-sajón.

Para Ordoñez el verdadero holocausto moderno es el derecho de las mujeres al aborto, y la verdadera herencia del nazismo: el derecho a la eutanasia y la eugenesia. El Procurador General de Colombia es el Hitler de las mujeres, de las ciudadanas colombianas; pero no se detiene ahí, persigue a los homosexuales, a los estudiantes por potenciales terroristas, a los profesores de las universidades porque ya son demonios, a los artistas e intelectuales (tiene en su escritorio un índice de lecturas prohibidas!), a los campesinos, a los trabajadores, a casi todo el mundo.

El Procurador tiene también su corazoncito y es puro... puro uribismo. Pidió en más de una ocasión absolver al coronel Alfonso Plazas Vega, perpetrador del holocausto criollo, el del Palacio de Justicia (1985), coautor de la desaparición de más de 90 personas; ha defendido, ahí sí, a los militares de todos los rangos responsables de los “falsos positivos” o crímenes de estado. Se ha enfrentado a las Cortes en defensa de políticos paramilitares y narcotraficantes como Mauricio Pimiento, Mario Uribe y otros héroes. Ordoñez desplegó toda su sapiencia jurídica para garantizarle un tercer periodo presidencial a su jefe Álvaro Uribe: el referendo reeleccionista estaba más que perfecto.

Este servidor público no ha hecho cosa distinta que deslegitimar aún más el poder obsoleto, terrorista y mafioso colombiano. Este inquisidor “moderno” es la prueba fehaciente de que la lucha de una organización revolucionaria como las FARC es una necesidad filosófica y política. No será Ordoñez, un simple politiquero reaccionario, en apariencia defensor de una legalidad pura en la que nunca ha creído y menos practicado, el que venga a calificar a las FARC. Nosotros llevamos 50 años de insurgentes, luchadores subversivos; nos alzamos en armas, en guerra contra un Estado violento que osó dirigir sus armas contra su propio pueblo, eso somos. Ordoñez despojado del poder de procurador será un pobre diablo. 

Las vacas sagradas

Esta no es una opinión sobre la cultura de la India, tampoco sobre esos animales de ojos inmensos y siempre tristes que producen ternura. No es una receta gastronómica, por lo demás inútil para la inmensa mayoría de colombianos que hace rato olvidaron qué es comer carne. Hablamos de esas bestias políticas que desde sus tronos en los grandes medios de comunicación, cuyos dueños son reconocidos grupos económicos, se lanzan en el desenfreno de lo que les parece la justicia, el orden, la democracia, la verdad, lo bonito, lo útil, lo de moda y un largo etcétera.

La profesión de periodista se acabó. Hay, en vez de estos, mercachifles y propagandistas del sistema, inquisidores como el señor de arriba (léase bien: página anterior) creyéndose poseedores de la verdad. No hay investigación, ni cultura, ni riesgo de abrirse a la realidad de otros. La guía es un bramido elemental: el que no está conmigo está contra mí y debe morir.

María Isabel Rueda es una vaca sagrada y que me perdonen las vacas. Hace unos días otro periodista con criterio propio y sin miedo se atrevió a cuestionarla por encubrir sus posiciones políticas de extrema derecha en la tan manoseada y abusada libertad de prensa. La vaca dispuso de su poder divino, derramó su ponzoña y destruyó al mortal periodista.

Otra de esa misma estirpe de vacas es María Elvira Arango, directora y conductora de un programa de televisión cuyo nombre la retrata: “Los informantes”. Haciendo uso de lo que ella cree es la “libertad de expresión” reedita entrevistas, descontextualiza, rompe y corrompe hasta material artístico. Ella, como el monstruo de la película El Laberinto del Fauno, capturó a una hada-periodista le arrancó la cabeza y se la comió.

Ambas por supuesto odian la paz. En un país civilizado, con leyes y normas que cumplir por todos, donde la diversidad de opiniones sea la riqueza y un estímulo para el intelecto: las vacas sagradas se extinguirían.




jueves, 30 de octubre de 2014

Soy capaz: NO perdonar y nunca olvidar


Por Carolina Trens

Se pronunciaron los cacaos[1] y una vez más como solo ellos, los dueños y amos de todo, saben hacerlo: con mezquindad. 

El Estado en Colombia desde hace más de 70 años le debe al desarrollo una reforma agraria plena, los cacaos jamás han puesto un peso para esa obra. Tampoco lo han hecho por la salud de los colombianos, ni por la vivienda, ni por la educación, hacen muy poco por el empleo y menos de menos por los salarios y derechos de los trabajadores; lo justo y necesario para que sus ganancias multimillonarias se mantengan y crezcan. Son notables los esfuerzos de estos patriotas por no pagar impuestos, por evadirlos y encuentran en los gobiernos elegidos por ellos a sus más esforzados colaboradores dictando leyes que legalizan este crimen.

Nada de esto es tan grave, al fin y al cabo, en cualquier país del mundo los ricos hacen lo que les viene en gana. Lo repugnante y nauseabundo de los dueños del poder en Colombia es que han hecho sus fortunas sosteniendo una guerra interna, a un costo incalculable de dolor y muerte de millones de colombianos de los más humildes, de los más desprotegidos, también de pequeños y medianos propietarios porque 78% de los seis millones de desplazados lo eran y los convirtieron en mendigos gracias a la “seguridad inversionista” de Uribe[2].

Los capitalistas, para enriquecerse más, invierten, producen bienes materiales (a veces basura), construyen, desarrollan infraestructuras, explotan gente y dan empleo, algunos programas en servicios y en las necesidades básicas, lo necesario para la “reproducción de la fuerza de trabajo”. En Colombia los capitalistas no salen del feudalismo. Por eso el país tiene un atraso de cien años en infraestructura con respecto a otros países vecinos. Sostienen un régimen político que les asegura las máximas ganancias,hoy en los sectores minero y de hidrocarburos, es decir, saqueando el país; lideran las ganancias de Ecopetrol con ventas de $68 billones, seguida por EPM con $12,6 billones y Terpel con $10,5 billones, siguen Almacenes Exito y Pacific Rubiales. Las ventas conjuntas de las 5000 empresas más grandes del país alcanzaron  en 2012 $697 billones de pesos. Las empresas no dan cuenta por obvias razones fundamentalmente “éticas” de las ganancias por el lavado de dinero.

Estas “pobres viejecitas” sin nadita que comer, ni que vestir, ni que ganar, se insertan en el proceso de paz de la Habana con una “gran iniciativa” mediática: Soy capaz. Dicen con orgullo que no les generó ningún sobrecosto y que tampoco se van a apropiar de la campaña y que generosamente le dejan la acción a la gente, a los millones de colombianos. En el acto de lanzamiento altos ejecutivos de las empresas se despojaron de costosísimos zapatos de marca y se enfundaron botas de caucho, tenis y alpargatas. Con eso querían decir que ellos eran capaces de ponerse en los zapatos de otro y también de perdonar.

Así por la televisión colombiana, la radio, los medios escritos, internet, desfilaron muchas personas perdonando, cambiando de zapatos, siendo capaces de muchas cosas desde altruistas hasta francamente ridículas. Los almacenes de grandes superficies se llenaron de productos con el color blanco de la paz. Sea capaz y ayude a un empresario de Nestlé, de Alpina, de General Motors, de Coca-cola, de la Federación Nacional de Cafeteros, de la Ford, sea capaz y compre.

Es tal la perversión de la campaña de los empresarios colombianos que participa hasta la embajada de los Estados Unidos.

Es una aberración convertir a las víctimas en victimarios, ponerlos a pedir perdón sin discriminación alguna, confundiéndolo todo, sin responsables, sin historia, sin contexto, la guerra colombiana cayó del cielo y según los empresarios es una banalidad intentar esclarecer cualquier verdad. Como si fuera poco anuncian que no van a poner la plata para las “acciones” de paz. Señores feudo-empresarios: ni perdón, ni olvido nunca jamás. Más temprano que tarde ustedes van a tener que responder por los crímenes cometidos, como autores unas veces, como cómplices otras.

El perdón es la garantía de repetición y no es nuevo en Colombia. El perdón es darle la razón a los masacradores, a los señores de las motosierras y los hornos crematorios, a los de las casas de pique, al sistema terrorista que los produjo, reprodujo y alimentó. Ni siquiera el perdón cristiano es un cheque en blanco, implica la confesión de la culpa, es decir, la verdad; la reparación y el propósito de la enmienda que es la justicia. Dios, ojala existiera, se sonrojaría de vergüenza ante los prohombres de la patria colombiana.

En medio de la cínica campaña de Soy capaz, y en una semana, han caído asesinados por el terror ,del Estado colombiano, Pedro Arizala dirigente popular de Nariño y miembro del movimiento político Marcha Patriótica, Nelson Medina dirigente de la USO[3] en el Meta, Álvaro Osnas, líder indígena Nasa en el Putumayo.

Soy capaz de no perdonar, de no olvidar. Somos capaces con o sin empresarios de cambiar las costumbres políticas de este nuestro país, de vencer al terror del estado y sus beneficiarios, de construir un país de oportunidades para todos, rico en desarrollo científico-técnico, en papa, plátano, yuca y cacao de verdad.



[1]En Colombia sinónimo de poder económico, de riqueza.
[2] Álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia (2002-2010), fascista, llega al poder con el apoyo de los narcotraficantes y la alianza entre el paramilitarismo y las Fuerzas Armadas.
[3] Unión Sindical Obrera

viernes, 5 de septiembre de 2014

Colombia, a la guerra civil: la más feroz guerra sucia mediática

“Nadie puede impedir que un perro callejero
se orine en el monumento más glorioso”
Porfirio Barba Jacob

Por Carolina Trens

Ahora resulta que todas las víctimas de la guerra civil colombiana son iguales y todo el mundo es un doliente apesadumbrado. El gobierno en primer lugar, pero que al mismo tiempo se niega sistemáticamente al “Cese del Fuego”; los partidos Liberal, Conservador y el partido personal de Uribe (PCD)[1] con una larga trayectoria de guerra, partidos que convirtieron en tradición nacional la eliminación física del adversario político; el Congreso de la Republica que ha legislado para la guerra, aprobado los presupuestos para matar más y mejor; no podía faltar la rama judicial que por aquello del “equilibrio de poderes” es sostén del régimen y avala la justicia paralela y exclusiva – fuero militar- para encubrir los crímenes de las FF.AA. y sus fuerzas narcoparamilitares; los medios masivos de comunicación evangelistas del nazismo criollo.

Quienes han avalado la guerra desde hace mucho más de medio siglo, quienes entonan loas a la muerte y destrucción del pueblo colombiano, quienes legitiman el horror, quienes le invierten dinero para garantizar sus ganancias, hoy se rasgan las vestiduras y levantan su dedo acusador. Hasta hace muy poco tiempo no hablaban de las víctimas: por el contrario las invisibilizaban redoblando el castigo; las mismas víctimas se avergonzaban de serlo por el repudio que se les expresaba, sobre todo desde sectores pudientes. Se hizo célebre el estigma de “por algo sería” que los habían desterrado, asesinado, desaparecido, torturado. Los sobrevivientes ocultaban sus desgracias por un poco de comida, un mísero trabajo, una limosna.

Los verdaderos victimarios de esta larga guerra civil ahora se escudan detrás de algunas víctimas para señalar a quienes han ofrendado sus vidas por cambiar la historia. Que quede claro: la lucha de clases en Colombia adquirió el carácter de confrontación armada por la forma violenta como las clases dominantes, llámense latifundistas, terratenientes, burgueses, oligarcas, ligados al capital transnacional decidieron mantenerse en el poder excluyendo a las grandes mayorías nacionales. En otros países los explotadores tiraron migajas para manejar el descontento popular, en Colombia las migajas han sido plomo ventiao

La guerrilla de las FARC es la resistencia del pueblo armado; de las gentes que por la persecución estatal lo han perdido todo en diferentes épocas. De los 6 millones de desterrados un sector se suma a la insurgencia: la madre del hijo desaparecido, el padre de la hija violada, los primos que vieron asesinar a sus tíos, el niño que vio mutilar a su familia, los que jamás han tenido oportunidades y que han conocido al todo poderoso Estado solo a través de sus armas.

Un estado que a expensas de las políticas norteamericanas ha convertido a sus FF.AA. en ejército de ocupación de su propia patria, como sucede en los propios EE.UU. Porque el fusilamiento de Michel Brown, afroamericano de 18 años y de miles de negros como él, solo se explica por una política gubernamental racista, exterminadora, de la supremacía blanca. ¿Qué significa que una niña gringa blanca de nueve años sea entrenada para manejar una ametralladora UZI por Charles Vacca veterano de las guerras de Afganistán e Irak? La muerte del tipo,  un accidente, pero lo otro es la política imperial de los EE.UU. De igual manera para el caso del periodista James Foley,  decapitado por militantes del “Estado Islámico”, DAESH. La política militarista estadounidense responsable de las invasiones a Irak y Siria produjeron a ese “Estado” Islámico, los países europeos de la OTAN lo armaron, con armas de Israel. ¿Quiénes son las víctimas y quienes los victimarios?

Difícilmente se encuentra un caso más contundente sobre la confusión orquestada por los mass media en lo que atañe a víctima y victimario, como el de Palestina e Israel, que obviamente favorecen a este último. Los llamados “victimarios” han perdido desde 1948 más del 88% de su territorio, miles de aldeas arrasadas a sangre y fuego, centenares de miles de familias muertas, heridas, desaparecidas; los sobrevivientes han sido arrinconados en la Franja de Gaza, bloqueados, sin comida, sin agua, sin energía, tan solo con el heroísmo, la esperanza y la solidaridad.

En respuesta a la invasión y ocupación israelí surge Hamás, organización armada en defensa del pueblo palestino y su territorio. En 2006 se presenta a elecciones, a la legitimación democrática en las urnas de su accionar, y gana con mayoría absoluta, sin embargo Israel y EE.UU. los declaran terroristas, como a las FARC en Colombia, y objetivo militar de la OTAN, el pretexto perfecto para el aniquilamiento de los palestinos. La resistencia Palestina les ha propinado a los sionistas israelíes en los últimos días una tremenda derrota militar, política, ética y moral.

Las armas sagradas de la resistencia, en cualquier lugar del mundo, son objeto de la más feroz guerra sucia mediática. Por obra de los micrófonos, la tinta y la virtualidad -armas de destrucción masiva- las víctimas se convierten en victimarios, los verdaderos victimarios en jueces de sus víctimas. Es la guerra en términos políticos y sucia porque no nos dan la oportunidad de defendernos en las mismas condiciones.

Un día la resistencia armada en Colombia tendrá los honores tan merecidos hechos al legendario Nelson Mandela, quien decía: “Personalmente, la lección que aprendí de aquella campaña fue que en última instancia, no teníamos más alternativa que la resistencia armada y violenta. Una y otra vez habíamos empleado todos los recursos no violentos de los que disponíamos en nuestro arsenal –discursos, delegaciones, amenazas, marchas, huelgas, encarcelamientos voluntarios   sin resultado alguno, ya que todas nuestras iniciativas eran aplastadas con mano de hierro. Un luchador por la libertad aprende, por el camino más duro, que es el opresor el que define la naturaleza de la lucha. Con frecuencia, al oprimido no le queda más recurso que emplear métodos que reflejan los empleados por su contrincante. A partir de un determinado momento, sólo es posible combatir el fuego con el fuego”[2]… 

Ese día es al que temen como el diablo a la cruz.
 




[1] Puro Centro Democrático, surgido de las estructuras legales e ilegales del narcoparamilitarismo en Colombia
[2] “El largo camino hacia la libertad”, La autobiografía de Nelson Mandela, 2010, pag. 176

miércoles, 23 de julio de 2014

Palestina lucha y resiste



El fútbol y la política, la guerra y la paz en Colombia

Por Carolina Trens

Es indudable que el fútbol es una fiesta, una fiesta que comienza en una vereda o barrio popular de cualquier lugar del mundo, donde los jugadores son hijos, primos, ahijados, parientes o amigos de los hinchas. Donde la pelota y las camisetas si las hay se han comprado con el esfuerzo de la comunidad sumando peso a peso, preparando el gran día, el momento feliz del encuentro deportivo. Se dan cita los jugadores vestidos de gala y los hinchas mostrando su favoritismo, es el encuentro para la diversión, la lucha por la victoria; no importan el sol, la sombra, la lluvia. En ese momento no importan la miseria, el hambre, la guerra, las injusticias pasadas, ni las presentes, ni las del futuro. Es la licencia para ser libres por unos minutos, es hacerle trampa a la vida que nos imponen, escoger al equipo que se nos da la gana, gritar o no, llorar, sudar, aprender, ser leales por un tiempo o para toda la vida.

El deporte en general y el fútbol en particular requiere muchísima disciplina, honestidad, compromiso, dedicación, confianza en uno mismo y en los demás, sentido de equipo, responsabilidad y talento con el que se nace o se logra cultivar. Todas cualidades de los revolucionarios, de los luchadores, de los líderes populares, de los trabajadores de las fábricas, de los campesinos, de los estudiantes, de ciertos intelectuales.
El fútbol y la patria chica o grande van siempre a la par, el lugar donde nacimos es la patria chica y ahí se hunden nuestras raíces más profundas que luego y con el tiempo se extienden a geografías más amplias y con otros intereses. Fútbol y Patria y pueblo, porque los jugadores son pueblo raso, pueblo auténtico. ¿O alguien puede presentarme a un jugador de fútbol burgués, empresario, dueño de una multinacional, terrateniente, latifundista, dueño de un medio de comunicación?

Es tan fuerte el lazo de la tierra propia representada en una bandera, en un equipo deportivo, en un himno que hay historias de dolor, muerte y heroísmo. En 1942 durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad soviética de Kiev ocupada por tropas de la Alemania nazi de Hitler se jugaron varios partidos de fútbol entre el equipo ucraniano Start y el Flakelf de los ocupantes. Todos los partidos fueron ganados por Start cuyos futbolistas trabajaban unos en una fábrica mientras que otros fueron sacados de un campo de concentración para jugar. Testigos de la época dieron testimonio de amenazas de muerte si el equipo Start osaba ganar, y por supuesto la vida sobre todo de los prisioneros del campo de concentración pendía de un hilo. La ejecución se pospuso algunos meses, los futbolistas del Start fueron fusilados junto con decenas de trabajadores al tiempo que 200 prisioneros del campo Syrets corrían con la misma suerte. Cuando el franquismo en España asesinaba al presidente del club Barcelona, su selección partía a jugar para recolectar fondos en defensa de la República.  

Entonces el fútbol también es una cuestión política, una cuestión de Estado, un fenómeno de masas armonioso y palpitante.

El capital, que todo lo pudre, lo corrompe, convirtió al fútbol en uno de los negocios más rentables del planeta y la FIFA es su representación junto con monopolios de marketing. No hay nada que hacer: este agasajo de los sentidos que es el fútbol es también un cochino negocio, todo se vende y se compra, los eventos, los balones, las camisetas, las banderas y las medias, los tenis, la publicidad, los estadios, los jugadores, los árbitros, las marcas, los desodorantes, las papas, las modelos, otra vez las tetas, los culos, los perfumes, los periodistas, las tarjetas de crédito, los boletos de avión, de tren, de autobús, de barco, de infamia...

A los jugadores que amamos, admiramos, lloramos y seguimos los venden como a ganado en feria según la raza Hereford, Braunvieh, Brahman, Angus se compran y valen millones de euros. Los hinchas lloramos de alegría y de tristeza, los monopolios sin apasionamientos cuentan dinero. Nuestras selecciones, las de la Patria Grande, producen enormes ganancias para otros países en especial los del “primer mundo”. Nuestros jugadores ya no viven en el barrio o en la ciudad latinoamericana, viven lejos añorando su tierra.
¿En estas condiciones qué es lo revolucionario: amar u odiar el fútbol, o el mundial? ¿Será que si el fútbol no existiera los pobres ahí si haríamos la revolución? ¿En Colombia se unirían todas las fuerzas progresistas para imponerle la paz a Santos o a Uribe y terminar la guerra? ¿No son acaso mercancías todas las actividades humanas: el amor, la música, respirar, comer, dormir, caminar, vivir, morir? A estas alturas del campeonato hasta nuestros pensamientos y deseos son adivinados y puestos en venta por el “ojo que nos espía”.

Nadie nos va a quitar jamás la felicidad, la ternura de ver a James Rodríguez con los brazos abiertos y extendidos, ofreciendo lo mejor de sí, como un niño sin pretensiones, con nobleza, con espontaneidad. Él no es él: es un equipo, es parte de sus compañeros y ellos parte suya, tienen un objetivo y unas reglas que aceptan y respetan, son jóvenes, son alegres, parecen felices por encima de la realidad. Le brindan la mano al adversario y hasta pueden llorar en su hombro.

¿De dónde salieron estos muchachos tan especiales, tan hermosos?

No se parecen al país más desigual del mundo, ni al país famoso por sus narcotraficantes y paramilitares, no se parecen a los llamados líderes colombianos, ni a sus banqueros, ni a los periódicos que los aclaman, ni a sus congresistas que jamás han aprobado una ley que favorezca el deporte, que patrocine a los deportistas.
La selección Colombia se parece a su pueblo, es el pueblo mismo, el del Chocó, de la Costa Atlántica, del Tolima, de Santander, del Valle, de regiones pobres y humildes. Tocados por la guerra como todos los colombianos, el tío de James, Arley Antonio Rodríguez también futbolista del Deportivo Independiente Medellín; el 10 de julio de 1995, a los 19 años, fue asesinado por unos vándalos que le propinaron 6 tiros a él y su acompañante en el barrio Castilla, al Noroccidente de Medellín. Un año antes asesinaron a Andrés Escobar, extraordinario jugador y mejor persona. El clan Gallón Henao de narcotraficantes antioqueños del Cartel de Medellín inicialmente y luego del cartel de Cali y de los Pepes, financiadores confesos de paramilitares, mandaron matar al jugador. El Estado colombiano cubrió con el manto de la impunidad este crimen.

Algo está cambiando en Colombia y eso refleja la selección de fútbol que supo romper las roscas del poder mafioso y de favoritismos que la ahogaban.  Los jugadores de hoy parecen movidos por otra ética, la de su entrenador José Pekerman.

Los guerrilleros queremos el deporte y amamos el fútbol, somos hinchas de los equipos nacionales, oímos más que vemos los partidos por las circunstancias, sabemos quiénes son sus jugadores, sus técnicos, opinamos como especialistas sobre los partidos de los aciertos y los errores, creemos en la suerte y en la magia del balón. Se juega fútbol y no todo el que se quisiera porque hay que cuidar las botas. Con la selección Colombia jugábamos nosotros, corrimos tanto como ellos, goleamos, sudamos, sufrimos y lloramos, maldijimos al árbitro, al tiempo traicionero que transcurrió indudablemente más rápido que nunca, muy tristes maldijimos en esta ocasión a nuestra mala suerte.



viernes, 30 de mayo de 2014

La contrarrevolución, papel del narcotráfico en Colombia


A la formidable insurgencia de las FARC en sus 50 años

Por Carolina Trens

Decir hoy en día que el narcotráfico sostiene a las economías más importantes del mundo, como la estadounidense, no es ni osado, ni temerario, ni exagerado. Desde hace años la mayor acumulación capitalista y sus ganancias se producen por negocios ilícitos como la venta de armas, el narcotráfico, la trata de personas. Tampoco es un secreto quiénes están detrás de estos negocios: organizaciones de la mafia moderna de la droga integradas por presidentes de países, jueces, ministros, importantes políticos de carrera; los bancos, los servicios secretos, los medios de comunicación. En esa lista no aparecen las FARC.

Cada vez más, Estados completos, instituciones y personas constituyen una red estrechamente tejida, que se extiende más allá de los límites de las fronteras de cada país, anudando una red global. A la formación de esa red mundial de la mafia o del narcotráfico le cayó como anillo al dedo lo que desde los años 90 se llamó la globalización. Eso de la liberalización del movimiento internacional de mercancías, personas, capitales, información, puso el negocio en su punto máximo. Y las ganancias también… De las FARC, nada.

En Colombia hay registros de la existencia de cultivos de marihuana en 1925, pero en 1960 una delegación colombiana que asiste a una reunión de Interpol en Washington, dice: “el tráfico ilícito de marihuana es extendido”. Un año después, ante el “Grupo Consultivo Interamericano sobre fiscalización de estupefacientes” en Río de Janeiro, Colombia informa que se cultivaba marihuana en el Valle del Cauca, Caldas, Antioquia, la Costa norte, Huila, Tolima y Cundinamarca. Agregaba que Bogotá “últimamente se ha visto invadida por traficantes y mafiosos”. ¡Las FARC no habían nacido!

El presidente Alfonso López Michelsen durante su mandato entre 1974 y 1978, abrió la “ventanilla siniestra” del Banco de la República por donde empezaron a lavarse las primeras fortunas del narcotráfico e ingresando a la economía del país. Este hecho, más la ausencia de una reforma agraria, la exclusión política de amplios sectores producto del Frente Nacional[1], el exterminio de medio millón de colombianos en lo que conoce como la “Violencia”[2], la injerencia norteamericana responsable del asesinato del gran líder Jorge Eliecer Gaitán, propiciaron el rumbo mafioso que tomó Colombia desde esa época. Las FARC tendrían unos 300 guerrilleros.



Desde el Estado se orientaron políticas no sólo de captación del dinero “sucio” de los carteles, sino de entregarles funciones represivas, funciones de “orden público”; es así como se construye el siniestro triángulo FF.AA-paramilitares-mafia. Aparecen en las regiones del país los carteles de la droga, asociados al poder liberal-conservador, al ejército, a la policía, a la armada, a los servicios de seguridad. ¡Y el gringo ahí¡

Fue el embajador norteamericano Lewis Tambs quién en 1982 acuñó en Colombia el término “narcoguerrilla” candorosamente gritando “cojan al ladrón”. Al poco tiempo Tambs fue implicado en el narcotráfico destinado a financiar la Contra nicaragüense. La ayuda a la contra nicaragüense provenía de tres fuentes: la CIA, el tráfico de armas a Irán y el tráfico de drogas; el Cartel de Medellín y el Cartel de Guadalajara, México, por medio de Escobar, Rodríguez Gacha, Rafael Quintero, Miguel Gallardo y Juan Matta-Ballesteros montaron una infraestructura en Yucatán para facilitar la introducción de cocaína en los EE.UU., es decir, apoyaban económicamente a la Contra a cambio de facilidades para introducir drogas en la potencia mejor vigilada del mundo.

Donde el Imperio obtiene sus mayores ganancias, ya sea por concepto del narcotráfico, o del petróleo, de la venta legal e ilegal de armas, o del coltán, allí donde se obtiene ese lucro se paga con sangre, con violencia y guerra, destrucción de culturas, con millones de víctimas de naciones y pueblos enteros.

El pueblo colombiano ha sido víctima de esa maldición llamada narcotráfico, que ha enriquecido a los mismos, a los que una vez llenó de dinero el café, las esmeraldas, las flores, el petróleo, el aceite de palma, los que ahora pretenden vender la patria a pedazos con la extranjerización de tierras y los contratos mineros. De un día para otro la lista Forbes se engordó con varios colombianos que en su vida han producido absolutamente nada para la sociedad. Las FARC no aparecen en la lista Forbes.

Esa maldición fue la que en alianza con las FF.MM., el 5 de noviembre de 1985 dió el golpe de estado definitivo y se tomó el poder por las armas. El holocausto del Palacio de Justicia, la incineración de una rama del poder burgués, inauguró la era del poder mafioso y paramilitar en Colombia que se consolidó y llegó a su punto culminante con la elección de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia. No hay lugar ni espacio dentro del estado colombiano que no esté copado por el narcoparamilitarismo: de ahí el poder de Uribe.

La toma del estado por esa nueva y tenebrosa fuerza cobró sus víctimas y en una sola campaña electoral fueron asesinados tres candidatos presidenciales: Luis Carlos Galán del Nuevo Liberalismo, Bernardo Jaramillo de la Unión Patriótica[3], Carlos Pizarro líder del desmovilizado M-19. Antes asesinaron a Jaime Pardo Leal de la Unión Patriótica y se produjo el genocidio de más de 6.000 militantes del partido UP. El nuevo Estado propició el despojo de más de 10 millones de hectáreas de tierra, desplazó por lo menos a 6 millones de campesinos, 75% de los cuales pasaron de ser propietarios a indigentes. Las FARC recibieron en sus filas a cientos de perseguidos y despojados, quienes se alzaron en armas contra el estado victimario, esa es la razón de su auge y no otra.

Hoy Colombia es el tercer país más desigual en América Latina, con la mayor concentración de la tierra, donde han matado 80 veces a la dirigencia sindical de la nación, donde existen escuelas de sicarios, ya no en lugares apartados como los de Castaño o Mancuso[4], sino, ni más ni menos, que en la capital de la Alianza Pacífico, Buenaventura, una de las ciudades más militarizadas, llamadas “casas de pique”[5].

Las FARC han tenido muy claro que el narcotráfico atrofia, desdibuja las relaciones de producción capitalistas y aleja a las masas populares de la lucha revolucionaria, les crea la ilusión del dinero fácil, del enriquecimiento exprés, aparentemente borra las diferencias de clase, elimina la ética del trabajo, la solidaridad de clase, la cultura popular, corrompe y desmoraliza. Si una guerrilla revolucionaria se permeara de narcotráfico tendría sus días contados. La mafia, su dinero, sus redes, cumplen un papel disociador, un papel contrarrevolucionario. En Colombia el estado y la política gringa contrainsurgente, le asignaron al narcotráfico, tanto como al paramilitarismo, el rol de exterminadores de la revolución y de los revolucionarios.

Estos elementos, conocidos por todo el mundo, demuestran la imposibilidad de que las FARC sean narcotraficantes o un cartel de la droga; ahora, cuando a propósito de la firma en los diálogos de la Habana del punto sobre ese tema algunos resaltan dizque “la importancia de que las FARC abandonen el narcotráfico”, lo único que muestran, en el mejor de los casos, es una ignorancia supina; en el peor, el propósito de mantener el manto de mentiras, en aras de preservar el negocio: “¡cojan al ladrón!”. 




[1] Acuerdo entre las cúpulas liberal conservadora para turnarse el poder, repartir por igual el Congreso y demás cuotas burocráticas.
[2]El partido conservador para mantenerse en el poder adopta como política el exterminio de sus adversarios políticos los liberales, comunistas, socialistas. En respuesta se conforman respuestas armadas, la guerrilla liberal que llegó a contar con 50.000 hombres en armas. Se desata una guerra civil.  
[3] Partido político que nació de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno de Belisario Betancur.
[4]
[5] Sitios donde las personas son torturadas y desmembradas vivas.

En los 50 años de las FARC-EP: opinan las mujeres, los hombres, los niños

Carolina Trens

Combatiente femenina:

Colombia hoy: para mantener su historial de “Caín de América” el país sigue fielmente TODOS los dictados económicos, sociales y políticos del Tío Sam y de la banca internacional, con el resultado del empobrecimiento, desempleo, desaparición de fuentes de trabajo, terrible inequidad social y con un futuro muy incierto para las grandes masas. Los ricos cada vez más ricos y los pobres a la inversa.

Las FARC en medio de esta crítica situación nacional en el proceso de negociación del gobierno Santos con las FARC es para muchas y muchos de nostra/os un rayo de luz al final de este largo túnel de lucha sin tregua por la justicia social. Sabemos que la dirigencia de este país, y lo es para mí en particular, la más atrasada ideológica, política y prácticamente. Que Don Uribe y su Centro “Dinosáurico” tenga los adeptos que dice tener, es prueba del total atraso en que nos encontramos TODOS.
Por ello las FARC hoy, significan una salida digna y medianamente justa a la situación de postración en que nos encontramos, nacional e internacionalmente. Digo medianamente justa, porque negociar con nuestra clase dirigente, así como con el hombre de cromagnon es casi misión imposible. Lo que la guerrilla logre para el bienestar de las masas, deberá ser defendido a cualquier precio por TODOS/AS NOSOTROS/AS. Si eso no sucede, seremos responsables de la derrota histórica del pueblo colombiano. Más de 50 años de lucha heroica merecen un respaldo de quienes realmente nos sintamos pueblo colombiano.

Señor académico:

Colombia hoy expresa la suma de procesos propios y de origen externo que le dan lugar a una crisis muy profunda. Después de haber alcanzado algunos niveles de desarrollo económico, se inició un retroceso muy fuerte en las condiciones de vida de la población y en su dotación económica. Podría decirse que el neoliberalismo golpeó a una sociedad muy vulnerable y generó impactos más profundos que en otros países de la región. Las élites colombianas no sólo no se ocuparon de las reformas para la modernización, sino que se opusieron a ellas violentamente y se sometieron de una manera más servil a los intereses políticos, militares y económicos de los EE.UU. Por efectos de estas condiciones y a pesar de que Colombia cuenta con recursos de distinto tipo que le permitirían actuar como un factor de crecimiento para la región se ha convertido en un obstáculo para el mejoramiento de la vida de sus habitantes y el fortalecimiento de la autonomía de los países vecinos.  

Marquetalia, Jaime Guaraca y otro guerrillero
Las dirigencias colombianas han hecho al país muy vulnerable ante procesos externos, en especial a la dominación imperialista. La supresión violenta de la oposición política que esas dirigencias decidieron de forma sistemática ha llevado a que surja y se desarrolle la resistencia armada popular, representada en las FARC, como forma central de lucha. En la medida en que se ha agudizado la crisis interna del país y la de sus relaciones externas, esa lucha armada única por su duración y por la intensa intervención de los Estados Unidos, hoy acompañados por Inglaterra e Israel, se ha convertido en un tema central de interés nacional e internacional.

Niño de escuela secundaria:

Colombia hoy, es un país que tiene un potencial de desarrollo muy grande, pero es un país fragmentado por los intereses particulares de las élites de este país que sólo buscan satisfacer sus necesidades. Un país muy desorganizado y el orden es importante para hacer lo que se requiere.
Vivimos una guerra, pero se puede arreglar, eliminando los intereses particulares, la corrupción, unir al país es la solución. La unidad es una urgencia nacional.


Sobre las FARC no digo nada, porque sé lo que dicen en la tele y es que dicen muchas mentiras. 

jueves, 10 de abril de 2014

I Have a Dream… I Have a Drone…
Yo tengo un sueño… yo tengo un dron…
Por Carolina Trens

Nunca antes la política norteamericana había sido tan agresiva y criminal como en estos tiempos en los que nos ha tocado sobrevivir.

Desde que la diplomacia de EE.UU. adoptó como política de estado la conquista del mundo, no ha cejado en el intento, no ha escatimado esfuerzos, dinero, sacrificios propios y ajenos, ciencia y tecnología, innovaciones increíbles. Absolutamente todo el potencial de un pueblo, su laboriosidad, su disciplina, su innegable capacidad de creación, dedicados al infame objetivo de la “supremacía blanca”, de la esclavitud del resto de pueblos y naciones, de la innoble y retardataria tarea de destruir la construcción de democracia y pan, libertad y paz que la humanidad ha logrado construir en siglos de existencia.

Las naciones, horrorizadas por lo vivido en las I y II guerras mundiales, con la contribución de los EE.UU., mal que bien habían logrado armar una legislación, unas normas, unos derechos universales, mínimos para contener la barbarie, la destrucción, el abismo. Pero la crisis económica general del capitalismo, la crisis del sistema mundo, viene arrasando valores universales, conquistas humanas, pueblos, naciones enteras. Paradójicamente, ¡Oh, ironía! La caída del campo socialista acelero el entierro, del liberalismo, de la democracia burguesa.

Hace tan solo 50 años un extraordinario norteamericano negro Martín Luther King pronunciaba un memorable discurso que sigue conmoviendo al mundo: hablaba del sueño de la igualdad y de la libertad. La “minoría blanca” racista e imperial, ha impedido que ese sueño se cumpla.

Hoy, cumple su segundo mandato un presidente negro en los EE.UU., pero es un negro que piensa y actúa como tirano blanco y su sueño, a diferencia del de Martín Luther,  es un modernísimo dron. El uso de drones se ha convertido en una parte integral de la estrategia de guerra de EE.UU. y desde que Obama llegó al poder, se han duplicado sus misiones en comparación con la etapa inicial.

El siniestro Barack Obama ha multiplicado y exacerbado al máximo “el destino manifiesto” del complejo militar industrial de su país, ha puesto en varias ocasiones al planeta al borde la III guerra mundial. No fueron suficientes Afganistán y Siria, Irak y Libia; hay que revivir la guerra fría, provocar a Rusia, intervenir en Ucrania. La OTAN ya tiene planes en Moldavia, Armenia y Azerbaiyán.

Desde los bombardeos atómicos contra Hiroshima y Nagasaki, los EE.UU. y su Armada han tratado el Pacífico como su lago privado. Provocando constantemente a La República Popular China. El sitio web Global Research señala que la presencia de las fuerzas de operaciones especiales ha aumentado en 60 países durante el mandato del presidente Barack Obama. 

En el mar Caribe fue activada la IV flota del Comando Sur, sumando amenazas de guerra a las existentes desde las bases gringas en territorios de Colombia, Panamá y Paraguay. Parece un chiste el nombre, pero en la “Estrategia del Comando Sur de los EE.UU. 2018 – Amistad y cooperación para las Américas” quedan claros los objetivos de guerra: los gobiernos hostiles de Venezuela y Bolivia, no hay que ser muy sagaces para saber que en la lista está Ecuador y Argentina, Nicaragua y nuevamente El Salvador. Brasil es el bocado grande, Cuba por ser la bofetada firme y continua al imperio.

Las FARC-EP, en Colombia, han tenido que enfrentar el programa de operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), la ayuda secreta de parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) a nivel de espionaje, que está financiada a través de un presupuesto especial de operaciones encubiertas de miles de millones de dólares y la financiación legal de $9 mil millones del nefasto Plan Colombia que comenzó en el año 2000. Este esfuerzo de guerra continúa bajo la administración del presidente Barack Obama, de acuerdo con funcionarios militares, de inteligencia y diplomáticos.

La dolorosa situación de Venezuela no es casual, ni es la protesta violenta de estudiantes furiosos porque el chavismo les da educación gratis, incluso a los burgueses. ¡No! el imperio mató al legendario e inolvidable Comandante Chávez para inmediatamente después montar la contrarrevolución armada, la guerra. Mientras que el gobierno venezolano del Presidente Maduro le tiende a Colombia la mano de la paz, en Colombia desde los sectores más retardatarios del narco-paramilitarismo, con Uribe a la cabeza, y desde las vacilaciones de Santos, se cocina por orden de los EE.UU., el apoyo (en las radios, la prensa, la TV, etc.), la financiación y el entrenamiento de fuerzas mercenarias. Un proceso de paz en Colombia, con reformas profundas que le cambien el rumbo al país, discutidas en la Habana y refrendadas en una Asamblea Nacional Constituyente, le quita el piso, por lo menos en Latinoamérica, al “sueño de Obama”.

Los gobiernos democráticos y antiimperialistas, las fuerzas revolucionarias de América Latina y el Caribe, en particular las FARC-EP, tenemos el compromiso histórico de hacer realidad el sueño de Luther King: ser libres, al fin!


Tomado de la página oficial www.farc-ep.co
Guerrillero de la Columna Móvil Jacobo Arenas, 
junto al avión Súper Tucano derribado. Julio 11 de 2012

– 24/03/2014POSTED IN: HABLANDO CLARO
A las cuatro de la madrugada fue derribado un helicóptero, con todo y su tripulación, integrada por coronel, un mayor, un capitán y un suboficial artillero, todos muertos.
Recibimos del Bloque Oriental los partes de la actividad militar en los meses de enero y febrero, sólo en el área del piedemonte de la cordillera oriental en el Meta, es decir, una zona que comprende en general los municipios de Uribe, Mesetas y El Dorado. Se pone uno a pensar en que si eso sucede solamente en esa parte de la geografía nacional, la preocupación del gobierno y las fuerzas militares debe ser muy grande al enterarse de todo cuanto ocurre en el país entero.
Hace seis años, en marzo de 2008, la cúpula de las fuerzas armadas, el mindefensa Santos y el Presidente Uribe anunciaban el fin de las FARC-EP con singular alborozo. Ahora, cercano el final del gobierno de Juan Manuel Santos, lo que queda en evidencia es que los que se hallan al borde de la desaparición política son ellos, pues la insurgencia continúa, como la gota de agua sobre la roca, abriendo una tronera muy grande al descompuesto régimen.
El año comenzó caliente. Por ejemplo, el 4 de enero, en la vereda Tierradentro, margen izquierda del río Guayabero, zona rural de La Uribe, las unidades guerrilleras reaccionaron desde tierra contra el bombardeo aéreo y posterior desembarco de tropas, produciéndose una serie de combates a partir de las dieciséis horas, en los que se vieron involucrados cinco aviones Kafir, 14 helicópteros y un alto número de soldados contraguerrillas profesionales.
La zona, completamente plana, en alguna medida selvática y en gran parte conformada por grandes potreros, está habitada por un buen número de colonos, alrededor de cuyas viviendas ocurren las violentas incidencias de los combates. Tres helicópteros impactados y averiados, seis militares muertos y ocho más heridos, a cambio de la captura de un guerrillero herido y tres más muertos, significaron el saldo final de los fuertes enfrentamientos de ese día.
A partir de entonces un alto número de soldados ha caído en minas sembradas a su paso o como consecuencia de los impactos de fuego en continuos hostigamientos a sus unidades. Los registros señalan cómo, los días 7, 10, 11, 18, 23, 24 y 25 de enero, y los días 2, 3, 6, 8 y 14 de febrero, patrullas del Ejército han sido afectadas con saldos de uno o dos soldados heridos gravemente, evacuados siempre por vía aérea. En la guerra, los heridos cuestan más que los muertos.
En zonas aledañas al área indicada también se presentan numerosos combates. Cabe reseñar el caso del filo La Grosera, ubicado en la vereda Santander, de La Uribe, Meta, en donde el día 8 de febrero, como consecuencia del hostigamiento a una patrulla del Ejército, un helicóptero artillado se presentó a ametrallar de modo indiscriminado, haciendo blanco en sus propias tropas, con un saldo final de seis soldados muertos y siete heridos.
La tripulación de los helicópteros, en épocas pasadas tan convencida de su invulnerabilidad, hoy piensa muy distinto. Los guerrilleros han aprendido mucho en materia de fuego antiaéreo, lo cual expone aparatos, pilotos y tropa trasportada a peligrosos riesgos. El día 2 de febrero, el avión plataforma recibió fuego desde tierra en el área rural de La Uribe, y el día 3 fue averiado un helicóptero artillado que operaba arriba de la vereda Gaviotas del mismo municipio.
El día 6 de febrero fue el avión fantasma el hostigado en la vereda La Explanación de La Uribe, mientras que el día 14 correspondió recibir el fuego a un helicóptero artillado en la vereda El Paraíso del mismo municipio. El 19 de febrero, en la vereda Siria alta del municipio de La Uribe, resultó averiado por disparos desde tierra un helicóptero policial. Pero el golpe mayor se produciría tres días después, en la vereda Ondas del Cafre de la misma localidad.
Allí fue realizado el bombardeo y posterior desembarco de tropas de fuerzas especiales el día 21 de febrero, al filo de la media noche. La reacción de los comandos guerrilleros fue inmediata, y como consecuencia de ella, a las cuatro de la madrugada fue derribado un helicóptero, con todo y su tripulación, integrada por coronel, un mayor, un capitán y un suboficial artillero, todos muertos. Tres militares más fueron heridos. Las noticias hablaron de un accidente en maniobras.
Todavía es posible observar allí los restos calcinados del aparato, pero la atención sobre el hecho pasó a un segundo plano como consecuencia del escándalo generado por las revelaciones de la revista Semana en torno a la red de corrupción al interior del Ejército. El mando militar, en plena crisis, aprovechó para ocultar el fatídico resultado de su operación, demostrando una vez más el grado de descomposición de sus integrantes.
De hecho ese escándalo y sus ligeras secuelas, la campaña electoral, las perversas construcciones de los medios colombianos en torno a lo que sucede realmente en Venezuela, la situación de la alcaldía de Bogotá y el relevo de algunos integrantes de la Delegación de Paz de las FARC-EP en la Mesa de La Habana, han merecido un tratamiento de privilegio en los medios. Sin algo infamante para imputar a las FARC, los hechos del conflicto no llegan a ser noticia.
Reportar aquí la larga lista de acciones guerrilleras en el área resultaría muy extenso para este artículo. Baste con decir que La Uribe pega por la parte alta con el páramo de Sumapaz, esto es, el Distrito Especial de Bogotá, con el departamento del Huila, municipio de Baraya, con Mesetas, del Meta, a su vez vecino de El Castillo y El Dorado. Y que río Guayabero abajo se encuentra el municipio de La Macarena. En todos ellos se han presentado combates este par de meses.
Y en todos el Ejército colombiano ha tenido bajas. Cabe pensar en la suerte de los pobres soldados y policías que caen a diario en la confrontación. Ingresan a las áreas en conflicto, participan en los combates, sufren pérdidas dolorosas, y todo eso al precio de que sus mandos celebren sucios negocios y se enriquezcan con su sangre. Para no hablar del gobierno nacional, de los dueños verdaderos del poder, que de veras engordan a costa de las vidas del pueblo de Colombia.

Montañas de Colombia, 21 de marzo de 2014

miércoles, 12 de febrero de 2014

Carta a Laura


Por Carolina Trens

Querida Laura, hermana en la lucha, hermana del alma, hermana guerrillera:hoy te admiro más que ayer, me siento plenamente representada por tí en la mesa frente al gobierno del sr. Santos.

Los revolucionarios queremos ser como el Che, tú ya eres como él. Médica, internacionalista y guerrillera. Tengo que decir, que todo este desbordamiento de sentimientos los produjo la carta escrita a la periodista que quiso, interpretando los intereses del gobierno y de la clase a la que  sirve, faltarte al respeto desdibujando el carácter revolucionario de tu vida. Te felicito por la carta, por la claridad de pensamiento, por la lealtad a tus principios y a la lucha, por poner en primer lugar los intereses de nuestra organización que no son otros que los de nuestro pueblo sometido al poder del dinero, de labayoneta y con lo que ellos consideran es la “modernidad” ,al poder de la motosierra.

Laura: tu indignación, es la misma que sienten millones de colombianos, cientos de millones en el mundo, frente al poder de los medios masivos de comunicación. Batallones de contraguerrilla o bases de paramilitares palidecen frente al carácter criminal de revistas, periódicos, emisoras, canales de televisión, paginas web.Porque soldados y policías arriesgan la vida, combaten con las armas, son víctimas de la guerra, no nacen criminales: el estado los convierte en tales. Mueren o salen lisiados y a quienes les va mejor consiguen un taxi o un puesto en cualquier “San Andresito”[1]. Los empleados de la “mass media” desde sus cómodas “trincheras” van en carísimos carros a deliciosos restaurantes, tibios apartamentos;a reuniones y cocteles de sus amos para seguir conspirando whisky en mano contra el pueblo colombiano.

Tergiversando noticias, mintiendo, acomodando, eliminando contextos, acusando, creando ficción, promoviendo o condenando gente, creando y destrozando valores, induciendo conductas, atizando guerras, negocios, invasiones, vendiendo, sobre todo vendiendo: carros, casas, viajes, tetas, culos, fincas, ropa, edificios, petróleo, oro, gas, coca, encubriendo mafiosos, promoviendo y blanqueando políticos, congresistas, presidentes, conciencias, vendiendo el agua y el aire, lavando dinero sucio y limpio, vendiéndose ellos mismos.

¿En esas condiciones podemos hablar del carácter civil de los medios de comunicación en Colombia? Son soldados que hacen la guerra durante las 24 horas de todos los días, de todos los últimos70 años de guerra en Colombia y no son pocos los que se creen generales y mariscales de campo. Llevan las prendas militares adheridas a la piel y se disfrazan de periodistas, comunicadores, reporteros, directores y gerentes de medios, sus armas letales son los micrófonos y los computadores, las mentiras y las verdades a medias, el encubrimiento de crímenes, la legitimación de la política paramilitar, del dinero fácil, de la corrupción; la cultura mafiosa y paraca son las armas mas modernas, limpiar la imagen de reconocidos hampones, la tarea. Voceros regalados del Departamento de Estado de EE.UU, defensores de sus intereses por encima de los intereses de los colombianos.

Para ellos la Patria es el sueldazo, el ascenso para más sueldo, la casa, el carro, el coctel, el contratico. Defender esas cositas por encima del desarrollo del país, del bienestar de todos, de la paz y la convivencia, de la democracia, de la dignidad, de la libertad.

Periodismo no existe, excepto honrosas excepciones que no están en venta, que sufren el exilio, la persecución, la muerte. Lo que predomina y hay que cambiar en los medios son los mercachifles, que cambiaron la profesión de la palabra, la investigación, el análisis, el equilibrio, la hipótesis, la lucha por la verdad, por la de guerra sicológica al servicio de los intereses de las multinacionales, el imperio y los riquillos narcoparas criollos .

¿Pero quién es el dueño de este temerario ejército contrainsurgente? ¿Quién lo financia? ¿Quién define sus tácticas y estrategias militares? ¿Quién su política y su ética? ¡Pues sus dueños!

En Colombia los dueños de los medios de comunicación son los grandes conglomerados económicos: Caracol Televisión y El Espectador pertenecen al Grupo Santo Domingo; RCN Televisión y radio, son de la Organización Ardilla Lülle; Caracol Radio del grupo español Prisa; y la Casa Editorial El Tiempo, cuya participación mayoritaria fue hasta hace poco del Grupo Planeta, es ahora de Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Admiración y respeto frente a tu pequeña humanidad, frente a tu resistencia fariana, victoriosa al embate del tristemente celebre Plan Patriota, victoriosa frente a los esfuerzos militares, políticos, económicos de potencias como EE.UU, Inglaterra e Israel por aniquilarnos.



[1]San Andresito, lugares de ventas de contrabando